Uva #6

Hacia la mitad. Quién lo diría. Queda la mitad. Quién lo diría.

Te enseñaré las heridas de la guerra en la que tuve el gusto de intervenir a título personal, intransferible. Con el sonido de la munición silbando en mi cabeza y eligiendo la mejor manera de elegir, entre el elenco de armas, la más letal, aquella que se parte en dos cuando llega a su destino. La nada es siempre y el tiempo nunca porque las noches son largas, porque los minutos se agitan con el tesón de lo pertinaz y no pertinente, de lo obsesivo sin contenido ni continente. Los recovecos del alma son, a veces, más carnosos que la distancia equidistante de los labios rojos porque tienen sangre de haber combatido en mil batallas. Que, por el mero gusto de la lucha, hubo días que te quitaste la coraza y el casco y marchaste hacia delante. Siempre hacia delante.

(Imagen de Jasper Nance.)

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