Uva #9

Y, sin embargo, te das cuenta de que, en un breve descuido, has perdido todo el compás, todo el ritmo. Todo el brío.

Puede que no todas las voces, al final, sean ecualizadas por la línea telefónica. Es probable que no todas las misivas dependan, a la postre, de un tipo de letra y de unos puntos por pulgada. Quizá haya una voz, una mano, una boca más allá de la tecnología. Y, siguiendo el recorrido inverso, seguramente llegamos a un cerebro, a un hígado y, sobre todo, a un bazo real que nutra nuestra realidad de plaquetas que sepan lamer nuestras heridas. Que la medicina interna, por serlo, queda olvidada en un rincón hasta que nuestros órganos, orgánulos y vísceras llaman a la puerta. No vale la pena caminar por caminar sin una hoja de ruta que, eso sí, no esté escrita por ninguna parte. Poquito a poco, se cavilan las derivas y las derrotas, que no siempre son pérdidas si los barcos llenos de luces llegan a puerto, a su destino. Los fantasmas viejos asustan más por pertenecer a gremios bien consolidados que por merodear entre las telarañas deshabitadas de nuestros halos transparentes impersonales. Intransferibles.

(Imagen de Luc De Leeuw.)

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