Realidad aún no dibujada

 

La noche se ha roto varias veces en momentos imperfectos, hasta que la impaciencia me ha levantado de la cama para comprobar que, de momento, todo es silencio. No hay nada como contemplar por la ventana una realidad aún no dibujada, llena de vacíos y adivinaciones. Cuando esto ocurre, con la cabeza llena de cosas confusas y los ojos atenazados por las legañas, da la impresión de que todo está por suceder, de que todo es posible. De que la legaña dará paso a la vista miope pronto recompuesta. De que la cabeza se despejará con agua fría y con movimientos convulsos del cuello. La sensación de que el renacer está a un vaso de leche con colacao y dos tostadas con mantequilla y mermelada de melocotón.  El convencimiento de que la ducha dará un poco de calor a un cuerpo descompuesto por los fríos de las madrugadas.

Mientras tanto, la noche acecha.

(Imagen de Alexandre Syrota.)

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