El sarcasmo en resonancia magnética

Cuentagotas

Pues sí, el sarcasmo, esa bonita palabra de avieso significado, esa burla o esa ironía escoltadas por unos adjetivos fieles y políticamente incorrectos (sangrienta, mordaz, cruel) está alojado en el parahipocampo y se accede a él vía resonancia magnética, tal y como ha investigado la doctora Katherine Rankin. Yo no lo sabía, pero rebuscando por ahí me entero de que la etimología del sarcasmo no es menos bella: tiene su origen en una palabra griega que llevaría a pensar que el sarcasmo es algo así como cortar un pedazo de carne de una persona a la que tengamos entre ceja y ceja. Me gusta saber también -reconozco mi sarcástica monstruosidad- que el sarcasmo es todo un compendio de habilidades sociales cogidas por el envés, dado que uno no puede ser sarcástico sin tener un perfecto conocimiento de la manera de dañar a los demás por la vía oral para llegar hasta el vericueto más intrincado del corazón agraviado. Los que somos así no dejamos de serlo por un sereno arrepentimiento moral, sino por encontrarnos en un preocupante proceso de regresión frontotemporal. No deja de ser curioso también que el hipocampo albergue muchas de las más importantes funciones de la memoria episódica y nuestras habilidades espaciales (lo que es equivalente a afirmar que el sarcasmo es menos una intención de palabras que una expresión de los espacios): parecemos pergeñar nuestros dardos verbales con un tinte de reminiscencia malamalísima a golpe de GPS para asestar el golpe de gracia en el más justo centro. O sea que, tal y como dicen los investigadores, nuestra capacidad lingüística se aloja en el hemisferio cerebral izquierdo pero el lenguaje no literal requiere la activa participación del hemisferio derecho. Los sarcasmos serían, por lo tanto, ganchos de izquierda rematados por derechazos directos a la mandíbula. Algunos intentan ser sarcásticos a golpe de manual, pero creo que el sarcasmo es un don de la malvada naturaleza. Y es el hermano mayor de otros grandes aportes de la humanidad: el cinismo y la ironía. No nos miréis mal, gentes de bien: no somos salvajes. Somos, simplemente, divertidamente malos.

 

(Imagen de Caliope)

 

4 comentarios en “El sarcasmo en resonancia magnética”

  1. Que sí, Manzacosas, que sí, que nos gusta ser malos.

    Merche, no sé por qué estaban deshabilitados los comentarios de la entrada anterior, ni me había dado cuenta. Ya está arreglado. Un abrazo para ambos.

  2. Me alegro de poder hacerte un comentario ya que en tus otros no pude porque los habías desactivado ¿por qué?

    Los ingleses son maestros en ésto del sarcasmo, lo manejan con una destreza y habilidad que te dejan clavado en el sitio. Pero me gusta porque es una esgrima verbal muy inteligente. Alguien siempre queda "touché." Besotes, M.

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