Exprimir un retazo de vida (con urgencia)

Exprimir

Esta mañana me he levantado temprano pare exprimir ideas, pero no he sido capaz de sacar ninguna cosa brillante de la mollera. He pensado que no es posible exprimir los sesos sin tenerlos despiertos y alimentados, así que he subido las persianas hasta ese límite en el que se encasquillan, he abierto las ventanas de par en par, he insuflado todo el aire que he podido en mis pulmones hasta el punto de atragantarme -por avaricioso- y he empezado con el ritual del desayuno. Este ha sido el auténtico comienzo: abro el frigorífico y sólo queda una naranja en el habitáculo donde pernoctan frutas y verduras. Maldigo mi mala suerte: las naranjas de zumo sólo se exprimen en la unidad cuando son bien compartidas. En casos como el mío, la naranja necesita compañía. Disecciono con precisión y aprieto con ganas. Exprimida la naranja, soy incapaz de exprimir el cerebro sin exprimir el corazón. Intento apretarlo para sonsacarle toda la soledad que lleva dentro. Parece que se anima. Ahora, pertrechado ya de vitaminas, oligoelementos y palpitaciones vigorosas, paso a intentar exprimir lo que es mi vida.  Y no lo logro. Dejo pasar más de doce horas desde el primer intento. Hasta ahora, que me he dado cuenta de que estaba pensando en francés, recordando tiempos más felices. Y percibo que exprimir ideas no es lo mismo que expresarlas, del mismo modo que no se puede ignorar que expresar es algo que puede confundirse con la urgencia que uno tiene para decir y ser oído -y escuchado-. Pero con las ideas siempre pasa como en el zumo: las gotas más apetitosas se quedan dentro.

6 comentarios en “Exprimir un retazo de vida (con urgencia)”

  1. ¿cómo será el jugo que soltemos cada uno al exprimirnos?

    El mío probablemente sea un caldo caliente pero que refresca, fucsia y naranja con puntitos negros, nutritivo pero con un punto amargo, nueva cocina. 🙂

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.