Abstine. Sustine

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Decía mi padre –que, por otra parte, era de espíritu alegre y positivo– que un optimista es un pesimista mal informado. Es cierto que esto destroza las perspectivas buenrollistas que inundan el mundo y, probablemente, alguno de los optimistas quiera salvarme para su causa. Seré pesimista: no creo que lo consigan.

Hemos venido al mundo sin acuerdo previo y nos retirarán de él cuando menos lo queramos, cuando menos lo esperemos. Podremos tener momentos más o menos buenos, estupendos o maravillosos, pero siempre hay alguien o algo esperando con el mazo. Por eso, lo ideal es tener suma precaución. Un mazazo no tiene por qué ser definitivo si lo esperamos, pero puede ser dolorosísimo si vamos por la vida sin pensar en sus consecuencias. En las consecuencias de la vida y en las consecuencias del mazo.

De entre todas las teorías que buscan no salir tan mal parados de nuestro día, la que voy considerando, según mi experiencia, la más verdadera es la atribuida a uno de los estoicos, Epicteto: «abstine et sustine». Abstente. Sostente.

Pues eso. Mañana, seguramente, llegará la entrada número mil del blog y quizás sea una entrada alegre. Quizás. El día me esperará en pie.

(Imagen de Tc Morgan.)

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