Que no te dé miedo tener sed

Last drink, de Martin Muntch

Cuando llegan días nuevos y lo único que tienes en la mente es huir. Buscar un medio que te lance fuera de aquí, a un lugar donde los dramas no empiezan y las fiestas no se acaban. Sitios para estar bailando entre los cimientos y los escombros. Buscando porque eres curioso. Buscando porque eres un asesino de corazones rotos. No es nada fácil leer entre los ajados renglones de tu frente: la curiosidad es un grado más en ese viaje hacia otra parte.

Y eso es todo lo que tenemos, todo lo que tienes: una fiesta que durará hasta que caigamos de bruces en el suelo. Mirando a tu alrededor y viendo a todos en movimiento entre el pavimento sucio por el transcurso del tiempo y por el líquido que se quedó en el camino. Todo es un desastre a nuestro alrededor, menos nosotros. Todo, menos nosotros. Es difícil perderse bajo la luz de la luna. O demasiado fácil. Todo tiene que estar visible en esa fotografía que retrata tu mundo por dentro. Una manera de despertarse sin dormir. Una manera de despertarse para acercarte a la vida. Con un abrazo que dure siempre. Aunque siempre sea un término relativo

Buscas esa manera óptima de salir al exterior, de salir de ti mismo y probar a expandirte. Con humildad y sin prisa. Siguiendo hacia adelante, entre piel, música y huesos. Y buscar el momento y volver para narrarlo. ¿Estableció alguien, alguna vez, un límite para ser excéntrico? ¿Alguien, alguna vez, ha establecido límites para la cordura? Tienes todo un mundo que ver. Y la oportunidad de extenderlo hacia todos los que quieran escucharlo. Sentirte una gran estrella en el universo que contemplamos.

Lo único que sabemos hacer es trabajar bien, con ahínco. Ahora se trata de vivir la vida igual, jugando fuerte. Puliendo nuestro cuerpo por dentro, pero también extendiendo nuestro interés hacia los músculos. Y solo seremos culpables si no lo intentamos. Necesitamos una música que acompase nuestro cuerpo, que se acomode a nuestro corazón acelerado. Desvariando, para variar. Desvariando, por puro convencimiento.

Necesitas un abrazo en la oscuridad. Porque estás vacío y oscuro. Y solo tú puedes verlo. Necesitas amor. aunque te dé miedo. Aunque te juzguen con semblantes impertérritos. Solo se trata de ser agua. Y de que no te dé miedo tener sed.

(Imagen de Martin Mutch.)

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.