El hoyo convertido en luna

Suelo de la calle

Nacho ha subido al autobús a las siete menos veinte. El autobús estaba totalmente vacío y Nacho ha avanzado por el pasillo con una sensación de frío que una calefacción recién activada no puede disipar. Nacho elige un asiento cercano a una puerta y, al sentarse, comprueba que el botón de parada le queda a la altura de los ojos y, de un modo totalmente absurdo, se siente a salvo. Pasan los segundos y el autobús sigue vacío. Nacho mira por la ventanilla y ve al conductor al lado de la parada fumando un cigarrillo. El conductor inhala una última calada, arroja la colilla con un hábil movimiento de dedos y, sacudiéndose las bajas temperaturas, sube al vehículo. El conductor enciende la radio. Un locutor de voz cascada y engolada habla sobre una cumbre de jefes de estado. A Nacho le molesta el volumen de la radio y decide poner música en el móvil, pero se acaba de dar cuenta de que se ha dejado los auriculares en casa. Mira el reloj y faltan unos segundos para que den las siete menos cuarto.

El autobús se pone en marcha y, por unos segundos, parece que va a descoyuntarse. Avanza por una avenida llena de luces mortecinas y, pasados un centenar de metros, se detiene en un semáforo. Nacho se fija atentamente en la cuenta atrás y, cuando quedan cinco segundos para que se ponga en verde, el conductor avanza. Nacho mira un indicador en el que figura la temperatura exterior, demasiado baja. Hay muy pocas personas transitando por las calles y a Nacho le parece que la luz de las farolas no es suficientemente intensa como para sacar a los viandantes de su sueño perdido.

Después de siete paradas, Nacho pulsa el botón de parada. Se levanta antes de que el autobús se detenga. La puerta tarda un poquito más de lo habitual en abrirse. Nacho baja el escalón, avanza hacia una sombra circular en el suelo en la que posa los pies. Nacho se imagina que ese hoyo imaginario que ahora pisa es, en otro lugar del universo, una luna llena de resplandor.

(Imagen de Rookuzz. Esta entrada es el fragmento número 44 de la serie Fragmentos para una teoría del caos.)

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