De cómo el electropop puede explicar nuestras vidas. Fábricas de baile y corazones pequeños

Podríamos poner otros ejemplos de música electrónica, dance, house, disco. Pero sí, explica nuestras vidas. Lo primero, porque este tipo de música se ajusta a nuestro corazón acelerado. Un patrón rítmico que ajusta nuestros latidos a medida que nos movemos a un ritmo desenfrenado. O quizás es que nuestro corazón ya estaba acelerado previamente y necesita una vía de escape en una música que se ajuste a él. Lo segundo, porque es extremadamente simple: se limita a impulsos primarios, estribillos repetidos, palabras que, al fin, pueden ser basura o abstracción. Y lo último, porque en una construcción fría, casi de laboratorio, se esconde una necesidad imperiosa de sacar lo que todos llevamos dentro.

Es lo que dice Joe Crepúsculo en esta canción: «Mi fábrica de baile no cabe en tu corazón pequeño». No es solo una constatación, es una provocación. Un reto. Lo grande frente a lo pequeño, lo dinámico frente a lo estático, la vida frente a estar muerto (en vida).

Por lo tanto, vivamos para bailar, siempre y cuando eso sea equivalente a bailar para vivir.

 

Enlace a «Mi fábrica de baile» en Spotify.

Imagen de Peter Gorges.

 

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