Leer, leer y leer (VIII): Una noche de líneas infinitas

Alberto leyendo Harry Potter

Hoy puede que sea un día de marketing en el que haya muchos clientes que entren en las librerías como los compradores compulsivos en las rebajas. Puede que mucho chicuelo añada el libro a su colección de camisetas, archivadores y gayumbos de esos que rompen la invisibilidad en su acompañamiento de los pantalones con el tiro bajo. Pero también hay jovencitos de dieciocho años que, a sus nueve primaveras y hace nueve años, nacieron a la lectura de la mano de una piedra filosofal, internándose en cámaras secretas y recónditas, descubriendo prisioneros de su propio destino, luchando en torneos en que se aparean muertes y triunfos… Deseándolo, pero sin querer, los niños se han convertido en (casi) adultos. Y esta noche, esta noche de febrero, traspasarán las difuminadas líneas de la noche con un libro entre las manos, indagando en los misterios del bien y del mal, sin saber hasta dónde llegarán sus límites. Será un acto de insomnio en homenaje a su vida y a las palabras y páginas que les han acompañado a crecer y llegar hasta hoy. Mañana, con la resaca de la vigilia en plena noche, se habrá acabado una parte de su vida. Llegarán a la última página del último libro. Con la satisfacción del deber cumplido y el desencanto de lo que se acaba, sabrán que han llegado a la frontera. Han dado un paso, uno más, al camino sin retorno… Pero no saben que otros haremos el camino inverso y recorreremos esas páginas buscando las sensaciones de nuestra infancia, de nuestra juventud. En una parte de ese camino (de vuestra ida, de nuestra vuelta) nos encontraremos, compañeros. Y un día no muy lejano, nuestros paseos se poblarán de los sueños incumplidos y de las vidas que vivimos leyendo. Bienvenidos, amigos: la noche nos ofrecerá muchos minutos de líneas y vidas infinitas.

(Dedicado a Víctor, lector con Harry Potter desde niño y que ahora anda por los vericuetos de Shakespeare. El personaje que ha inventado, Jack Mirror, lo contempla desde su espejo)

8 comentarios en “Leer, leer y leer (VIII): Una noche de líneas infinitas”

  1. Bueno, no es mi función moderar este tipo de comentarios, pero sí he de decir que, como autor, no me gustan los términos en los que se encauza la discusión (que es legítima), Yago. Recuerda que scripta manent, incluso los deslices ortográficos…

  2. Me gusta el tono retintín que usas. Tanto o más que ver como se golpea el ciego con un poste al saltar un riachuelo. (si no recuerdo mal, mi imaginación es perversa y mi memoria reducida) "Claro, pero" suena mal y suponer que no sé que aquello es una alacena me ofende. (Bueno, la verdad es que no, pero queda bien decirlo, como si me ofendierás de verdad y no estubiese haciendo esto por el mero hecho de discutir o llevar la contraria, da igual sobre que) Resulta curioso que me contestes.

    No me he leido "El señor de los anillos" ni pienso hacerlo. No sé si es aburrido o no. Lo que sí sé es que crear un mundo a parte uniendo diferentes mitologías nórdicas, crear idiomas y hasta el más minimo detalle de una realidad es absolutamete genial, impresionate, un alarde de imaginación brutal. Eso elogio, nada más. Aún que quizá y sin quizá, no lo sabías, ni te has molestado en saberlo. Harry Potter no puede competir con eso. Disfruta leyendolo, es su fin. (ese y ganar dinero con tu pérdida de tiempo, pero queda feo decirlo.)

    Yo no me rebajaba a leer nada. En la casa de mi abuela donde yo he pasado demasiado tiempo, no había literatura infantil ni juvenil. Simplemente, como niño inquieto que era, leía lo que había, ni más ni menos. Mientras yo veía la television tu leias Harry Potter el resultado no va a cambiar, los dos hacen la misma función.

    El argumento de que haga algo mejor tiene su gracia. Iré a tu casa "obraré" en la puerta y cuando me critices por hacerlo te diré "¡Ah! hazlo tú mejor" y cuando vengas a mi casa a hacer lo propio, sacaré al perro en instante preciso para hacerte la marca de ganado.

    Me gusta la idea, pondré cebo (Un libro edición limitada firmado a sangre por la autora y con barita mágica incluida)

    Puedo pensar esto y lo contrario así que no me hago responsable de las afirmaciones aquí incluidas ni de los agravios que haya podido causar.

    ¡Saludos!

  3. Como contestación a nuestro amigo Yago, te diré que "el hueco de debajo de la escalera", en el libro, lo llaman alacena. Claro, pero es un poco difícil que lo sepas si sólo te has leído uno. Pero luego elogias "El Señor de los anillos", que por cierto no me ha merecido la pena ni llegar a la mitad, ya que con éste si que entran ganas de echarse una buena siesta. Como tú dices, media humanidad será medio rara ya que hemos tenido infancia, una infancia acompañada con las aventuras de Harry. Pero se me olvidadba que eras uno de esos niños prodigio para los que rebajarse a leer Harry Potter con nueve años era un insulto.

    Pero bueno, a ver si logras algún día crear una saga que enganche a los niños de medio mundo, porque después de tanto criticarlo, serás capaz de hacer algo mejor ¿no?

    Espero estar ahí para verlo.

  4. Oye con Diego no te metas, que opinar que Harry Potter merecía morir en el primer libro y que sus peliculas son mediocres pasatiempos, tiene su fundamentación. El chaval en cuestión ya da pena desde el principio "hay que mal me tratan, pobre de mi" y encima al jodido de él parece no importarle. Si no parece tan infeliz metido en el hueco de debajo de la escalera… ¡Venga! Por favor, que alguien lo mate… ¿Dónde está el Raúl de los malos son los mejores? El conformismo de las cosas buenas y más o menos bien hechas, como puede ser Harry Potter, debería sonarte mediocre… Será que yo no lo trago. Hace nueve años recuerdo haber leido entre otros "El Lazarillo de Tormes" y "La familia de pascual Duarte". En en aquel momento me hicieron gracia, ambos dos. Que desgraciado uno y que picaro el otro… Como para tragarme a Harry… Me leeré el final y lo publicaré por doquier a fin de joder media humanidad.

    Un cariñoso y casto saludo.

  5. Hola Raúl, en primer lugar muchas gracias por la dedicatoria.

    Y decir que a pesar de no estarme toda la noche leyendo, y todavía no haber llegado a esa deseada última página (que tantas veces he soñado) creo que tener el último tomo de Harry Potter entre mis manos ha sido una especie de meta lograda, un sueño hecho realidad. Aunque después de acabarmelo, como tú muy bien dices, se irá una parte de nosotros mismos con él, pero esperemos seguir viajando por el emocionante mundo de la litertura hasta que el cuerpo y la mente nos lo permitan.

    Un saludo.

  6. Algunos lo hacen, Pedro: conozco a un grupo de unos diez chicos que ha caminado con Harry Potter y ahora se relamen con Cernuda, Benedetti, Ángel González, Defoe, Stoker, Wilde, Kafka, Shakespeare, Molière, Mihura, Arthur Miller. ¿Es cambio o es evolución? Estos chicos han sabido adaptarse al medio de la buena lectura y no se han quedado por el camino. Otros, es cierto, preguntan: ¿Cuándo sale la película?

  7. Al final me ha vencido la tentación, pero intentaré prolongar la última aventura del personaje que nos ha acompañado desde los 9 añitos lo más posible. Mantener la incertidumbre y la intriga para que el gozo de conocer el final de los finales sea mayor. Acabar este libro será como enterrar una parte de nuestra infancia, quizás por eso haya una parte de nosotros que no quiere terminarlo. Pero siempre quedará en nuestra memoria el recuerdo de aquellas broncas que nos ganábamos cuando nuestra madre nos llamaba para cenar y, haciendo caso omiso de sus palabras, seguíamos sumergidos en la lectura de las últimas páginas del libro, como si tuviéramos un pegamento en las manos que nos impedía soltarlo hasta que no descubriéramos el final.

Responder a YagoCancelar respuesta

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.