Revelando algunos secretos que jamás deberían de haber sido contados

Has jugado mucho con el uso de la segunda persona del singular para referirte a ti mismo. Has usado hasta el abuso de las estructuras anafóricas e, incluso, paralelísticas. Has reincidido en el empleo de una puntuación seca, casi mutilada. Has tendido los grupos sintácticos en estructuras triádicas por influencia de la lógica medieval y de Calderón de la Barca. Has reincidido en una suerte de oxímoros feroces que, de tan violentos, pueden pasar desapercibidos, del mismo modo que has conseguido esconder al gran público parte de tus quiasmos. Has desquiciado la semántica con falsas atribuciones a los referentes. Has intentado manejar los mecanismos pragmáticos, a los que eres tan aficionado, y a veces estos se te han vuelto contra ti cuando menos te lo esperabas. Pese al formato en el que te manejas, muchos de tus párrafos han resultado demasiado largos para este medio, que lo es más de esencias breves que de longitudes. Y te ha gustado acabar tus entradas de forma taxativa, cortando el aliento a los lectores como un cuchillo. Así. Porque sí.

4 comentarios en “Revelando algunos secretos que jamás deberían de haber sido contados”

  1. Estético Peripatético

    Te gusta.
    Quiero decir que me gusta, pero lo digo en segunda persona de singular. Si quieres te lo digo en primera del plural, para que éste parezca un comentario avalado por una multitud.

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