Cambia la hora

Hucha

No me gusta el cambio de hora. Bueno, reconozco que el cambio al horario de verano me agrada mucho más que el que se produce el último fin de semana de octubre. Pero me aburren muchísimo las noticias de los periódicos que sufrimos todos los octubres y todos los marzos, año tras año: siempre los mismos datos, siempre los mismos presupuestos. Dicen, como principal argumento, que ahorramos un montón. No sé si creérmelo mucho, o no sé si creerme que la medida del cambio de hora sea totalmente eficaz para el ahorro energético. Las medidas, a lo largo de la historia, han sido variadas. En 1784, Benjamin Franklin envió una carta a un periódico parisino con tres propuestas para ahorrar energía: gravar con un impuesto a todo aquel que no dejase entrar la luz en las habitaciones mediante el uso de contraventanas, regular el consumo de velas y demás artilugios lumínicos, y ¡hacer sonar las campanas al amanecer para que todos se levantasen al unísono! Desde esa fecha hasta 1974, año en el que se instauró más o menos homogéneamente la medida, ha llovido mucho. Los historiadores no lo comentan, pero yo pienso seriamente que la propuesta del entonces embajador americano es una de las razones para que estallase la Revolución Francesa.

Aunque no soy erudito en la materia, se me vienen a la cabeza algunas medidas para luchar más eficazmente a favor del ahorro energético. Una de ellas sería el cambio de año. Que te encuentras en Estados Unidos en 1929, con unas cuantas acciones en el bolsillo, pues te cambias al año de mayor bonanza económica. Que prevés que un terremoto mueve demasiado los tiestos, pues no tienes más que irte al año en que las oscilaciones sismográficas sean mínimas. Ya a título particular, si un año te tienes que apretar el cinturón porque sufres con tus penosas llegadas a fin de mes, te cambias de año: justo a ese en el que lograrse el mayor aumento de suelo. Si lo repites dos meses consecutivos y se tiene en cuenta el IPC del año en curso (ya me he perdido, pero bueno), te forras. En otro orden de cosas: ¿por qué no instaurar un ahorro energético por traslación? Los burgaleses ahorraríamos mucho si en verano Aparicio nos hiciese una permuta por Alicante. Con Catedral y todo. Nosotros recibiríamos una cantidad ingente de vitamina D gracias al sol levantino y, a cambio, ellos verían las torres de nuestro monumento nada más salir de casa. No sé, ya se me ocurrirá otra medida. Es que ya no sé en qué día vivo. Y es que, como decía Franklin, no se puede repicar las campanas y estar en la procesión.

3 comentarios en “Cambia la hora”

  1. Hola. Como algo tengo que decir sobre el particular, dos cosas. Una, que lo de 1.974 es un bluf propiciado por las compañías vendedoras de kilovatios, que son las que salen ganando (siempre) con el cambio de hora; lo del pretexto europeo viene más tarde (en 1.974 todavía no estábamos en Europa). Dos, que espero que mañana martes, día 1, se publique en DB mi opinión sobre el tema con la verdadera razón o causa del adelanto de una hora que llevamos respecto de los demás europeos. No hace falta que compréis el periódico. A lo largo del día meteré el artículo en mi blog. Un saludo. Manzacosas

  2. Hoola,

    ¿sabes? me viene de maravilla este cambio. Sobre todo porque trabajo una hora menos! No sabes lo que se agradece, tanto como ir leyendo este blog mientras tomo un café y luego seguir trabajando.

    Saludetes,

    la jero

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