Crece

Smoke

Porque el estilo crece, se estudia y se improvisa. Porque las palabras buscan una mente que las exprese y, de repente, te encuentran a ti. Porque las noches supuran en nuestros cuerpos la ley de la oferta y la demanda. Porque caminar es errar, porque las miradas son juicios, porque las canciones son historias contadas con pausa, con ritmo. Porque la ebriedad –ya lo decía Claudio Rodríguez–es un don. Porque la risa es el paraíso de los acres de terreno estéril. Porque las despedidas son palmas abiertas hacia el viento, hacia ninguna parte. Porque el sol hace que duela nuestra mirada. Porque la lluvia cae persistentemente y arrastra el fango por los cauces de los ríos. Porque el pretérito imperfecto describe y el pretérito perfecto simple narra. Porque los destinos y las trampas hacen que todo llegue muy tarde. Porque los interrogantes son mentira, porque las mentiras son verdades, porque las verdades no existen si no son a medias. Porque el cariño ya no se reparte. Porque las horas de sueño se hacen más solitarias, porque las diosas del Olimpo bailan con los compases de los cuerpos atenazados. Porque el sentido no se encuentra sino que se busca con ahínco. Porque es tiempo de deshielo, que destila las tristezas y las empapa en la tierra. Porque los días no son horas sucesivas, sino ruines testigos de la desdicha. Porque la sutileza es una forma escondida y educada de barrer debajo de la alfombra. Porque, ciegos, no vemos la que nos cae encima. Porque lamentaremos cada palabra, cada hecho, cada mirada, cada toma de partido. Porque los inviernos son terribles sin cobijo. Porque las pesadillas hacen que durmamos con los ojos abiertos. Porque el cabello es una cosa muy preciada hasta que te quedas calvo. Porque el cuerpo te pide ser un canalla. Porque la respiración no siempre se acompasa, sino que propaga con los trompicones del pánico. Porque los pasos perdidos no se limitan a los salones. Porque los fondos de armario no albergan sólo ropa vieja, no sólo secretos, no sólo entes que habitan allí hasta perpetuarse. Porque todo abrazo busca calor humano, porque todo abrazo busca que el individuo se esconda de sí mismo. Porque la vida no se explica en los extremos de un abecedario antiguo. Porque la prisa es la mala consejera, porque los consejos no son más que buenas palabras, porque las flores sirven para anquilosarse en las páginas de un libro.

Porque el deseo existe. Porque la verdad no es descubrimiento sino invención. Porque la sintaxis arropa a los términos para ordenarlos en su sentido más preciso y más imperfecto. Porque el estilo crece, se estudia y se improvisa.

Escrito caótico que me ha surgido, sin saber muy bien por qué, después de leer un artículo de Marcel Proust  (uno de los grandes, uno de mis favoritos) sobre la prosa de Flaubert en la Nouvelle Revue Française en enero de 1920:

Il y a une beauté grammaticale (comme il y a une beauté morale, dramatique, etc.) qui n’a rien à voir avec la correction. […] Sans doute cette beauté pouvait tenir parfois à la manière d’appliquer certaines règles de syntaxe […] Ces singularités grammaticales traduisant en effet une vision nouvelle, que d’application ne fallait-il pas pour bien fixer cette vision, pour la faire passer de l’inconscient dans le conscient, pour l’incorporer enfin aux diverses parties du discours!

(Imagen de Florian Leroy.)

1 comentario en “Crece”

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