Uva #5

Lo que tanto esperabas se te acaba atragantando. Debe de ser el acopio de miradas sobre una pantalla, pautas por el ritmo de unas campanadas que en un principio parecían lentas.

Si las paredes hablaran y si las luces no vulnerasen los efectos de la luz más natural de la naturaleza, las palabras dirían lo que sus hablantes no pueden imaginar por el espanto o por el miedo. No hay forma más profunda de reflexionar que conducir a velocidad de crucero por una carretera mientras llueve sin prisa pero sin calma. El calor es algo que echas de menos cuando vives en latitudes que maltratan tu día a día por dentro y por fuera. En esas ocasiones, sólo queda gritar cuando estás solo para notar, al final, que el final será una garganta irritada con los sinsabores del buscarte por todas partes, con los dibujos de tu silueta por el aire.

(Imagen de Tomas Sobek.)

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