Un destello

Esquina

De repente, lo he visto. Ha sido un destello de emoción envuelto en el papel de regalo de un pensamiento rápido pero preciso. Un pequeño apunte para esa eternidad de la que todos hablan y de la que nadie ha vuelto. Unas palabras cogidas fuera de un contexto claro. No hay nada peor que el regurgitar de los temas muertos, de los malos entendidos. Pero, en esta ocasión, lo he visto. Más allá de las palabras y de los trazos fuertes, de los caracteres decididos. La existencia es un triste destilar de esperanzas que se acongojan en los bordes de los edificios, de las entidades bancarias, de las vidas. Un segundo dice mucho de nosotros, de nuestros pasos erráticos por el laberinto de las aceras acompasadas por la gente, por los perros lazarillos que guían a sus dueños. Lo he atrapado al vuelo, sin el santo que se va al cielo para bajar cargado de electricidad estática. Los fantasmas se niegan a permanecer en el pasado para habitar entre nosotros. Y deambulan por las mentes obcecadas, por todo aquel que está convencido de su existencia por el mero hecho de creer firmemente, fervientemente en ellos. Los veranos tabulan las anécdotas como las tablas de surf horadan el misterio de la ola en las playas de California. Y, de repente, lo he visto. Un destello. Un pequeño apunte. Unas palabras cogidas fuera de contexto. Una pequeña contradicción que me lleva a calzarme las zapatillas, pautar el ritmo y seguir corriendo.

(Imagen de Kris Krüg.)

2 comentarios en “Un destello”

  1. Buenos días, de nuevo, profesor Urbina:

    Vengo de sus entradas anteriores.

    Pies, Pies, Pies…

    Y ahora, leo su texto. Y sus palabras me llevan en un viaje en círculo a otras, de Ferdinand:

    "…Y a veces he visto lo que a alguien le pareció ver.

    He visto el sol poniente…he visto archipiélagos siderales…"

    Y una vez más he llegado a la película Blade Runner.

    Y he vuelto a pensar en "Pierrot, le fou". Y en la revista "L'epatant: Les pieds nickelés" que estaba mirando en la película de Godard.

    Y la cabeza se me ha ido a Rimbaud, tan evocado en el film. Y a los calcetines.

    Bueno y como estamos en verano, en tiempo de preparación de vacaciones, y con esta fotografía de ahora, tan verde aceituna, reclamemos y deseemos como Rimbaud una vida de aventuras. Si nos lo proponemos, podemos conseguirlo.

    Aunque fuésemos daltónicos.

    Saludos.

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