Corren malos tiempos para los minutos de verano.

Corren malos tiempos para los minutos del verano: se congelaron esta mañana entre un soplo de viento frío y una nube que se cruzó en mitad del cielo. Este verano parece que desea acercarse a los inviernos en los que no existe más lumbre que los propios abrazos como insignia, como refugio. La estela de la columna vertebral aprovecha para tiritar hasta cimbrear las caderas y los grados centígrados se derraman por los ventanales. Corren malos tiempos para los minutos de verano: están por los suelos, como las cucarachas, las mentiras y las rebajas. Las hojas de los árboles parecen querer decir que nos volveremos a ver, en algún tiempo en el que los momentos se junten como una aguja con su hilo enhebrado.

Y es que corren malos tiempos para los minutos de verano, enredados entre los dedos de la mano.

(Imagen de Mo Enaldi.)

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