Llamaba para decirte

 

Esta entrada está ideada para escucharla leyendo el texto. Después, obviamente, cada lector hace lo que le venga en gana.

Llamaba para decirte

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Perdona que te llame a estas horas, cuando las calles todavía no existen, cuando los árboles no son más que sombras que amenazan, cuando el cielo es una incógnita. Perdona si secuestro tu sueño y lo intercambio por unas palabras sin coherencia. Solo llamaba para decir que me gusta que los bocetos de nuestras acciones sean un cuadro de Escher para que la vida imposible tenga una posibilidad. Llamaba para decirte que me gustan los paseos dibujados por las calles de París, que me gusta planear mi aterrizaje en Nueva York con más datos que los de la intuición. Que, una noche, degusté los sonetos de Sabina y que ahora he recuperado sus canciones, si es que alguna vez las perdí entre la memoria de lo demasiado conocido. Llamaba para decirte que el universo, sus miserias y sus alternativas es ahora más explícito después de leerlo en las palabras de Saramago. Llamaba para decirte que los secretos de la magia son, nada más y nada menos, los misterios de nuestra imaginación, que los registros de la memoria son más explícitos si se reúnen sobre los actos de los demás. Toda la vida, si se piensa, puede intentar sentirse con una fragancia más agradable que procure invadir los poros de la piel. Perdona que te llame a estar horas, cuando las calles no existen, cuando ni siquiera existen voces que no sean sino náufragos de la madrugada. Llamaba para decirte eso, nada más. Que pases buena noche, que los sueños se acompasen con los latidos de tu corazón.

(La imagen es de Plenty R.)

8 comentarios en “Llamaba para decirte”

  1. Buenos días, Raúl Urbina:
    Qué estupendas estas llamadas a deshoras, cuando se escuchan en directo o quedan grabadas en el contestador.
    ¡Y qué bien escogida la música de fondo!

    Saludos

    P.D.: Recordaba tu voz, así, de tus entradas de Blogólogo interior.
    El día que apareció ésta, me pasé un tiempo contemplando las obras de Escher.
    Hace mucho que no hago un mosaico.

  2. Aldabra: gracias por tu comentario. No te creas, no es ninguna virguería, son solo algunas variantes para darle vueltas al concepto de blog. Me da envidia Ron, pensando en mi pastor belga, que ya no está para correr conmigo a través de las madrugadas 🙁

  3. bien, en principio, seguí tus instrucciones pero a mitad del texto, desvié despacio mi vista de la pantalla del ordenador y me quedé solo con tu voz,
    mientras mis ojos se perdían más allá de la ventana, hacia las nubes,
    mientras mi mano izquierda acariciaba el cuerpo templado de Ron que duerme pegadito a mi cuerpo,
    mientras mi mano derecha sostiene la infusión de menta poleo…

    Llamaba para decirte que los secretos de la magia son, nada más y nada menos, los misterios de nuestra imaginación…

    Que pases buena tarde.
    Que los sueños no dejen de perseguirte mientras tu corazón siga latiendo.

    biquiños,

    p.d.: también digo como Merche: vaya virguerías que hacéis.

  4. Magdalena.– La voz es mía y sin micrófono directo para descender en calidad e –intentar– ganar en calidez.
    Merche.– Muchas gracias. Me alegro de que te haya gustado.

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