Debajo del puente

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Empieza a caer la noche.

Debajo del puente, las sombras habituales comienzan a verse y el ambiente se perturba peligrosamente. Cuando el mundo se mira debajo del puente, compruebas que todo cambia mucho más rápido, que los giros vitales son mucho más bruscos que en el mundo corriente. Allí, todos juegan fuerte.

Debajo del puente los hombres se regalan y las mujeres se venden. Y, aunque nadie piensa en la muerte, esta gobierna con el desparpajo de lo inexorable. Cuando todo se duerme, las chicas del puerto y sus hombres valientes lloran a sus espaldas. Una mirada se cruza. El reloj se detiene. Porque, debajo del puente, el tiempo corre con sus propias reglas.

Nunca sabrás la verdad si no te atreves a bajar, al menos una vez, para ver lo que ocurre debajo del puente. Porque debajo del puente nada está prohibido. Los mejores amigos se baten en duelo. Se queman los archivos secretos. Y se desdibuja la raya que dibuja la escala social: los hombres más ricos se convierten en mendigos.

Es necesario aprender a moverse debajo del puente. Los errores se pagan eternamente. Debajo del puente, para bien o para mal, no puedes perderte. Y nunca nadie es inocente. Ya lo sabes: allí, el tiempo corre con sus propias reglas. Ven a verme ahora. Ahora que la noche empieza a caer sobre la ciudad y sobre nuestros sueños. No hay nada que esté  prohibido debajo del puente.

(Versión prosificada y modificada a voluntad de “Debajo del puente”, de Ariel Rot. La imagen es de Conrade_S.)

 

1 comentario en “Debajo del puente”

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