Dentro

Chocolat coulant

Te sentabas de lado, con esa necesidad imperiosa de dominar (también) los flancos y la retaguardia. Cruzabas una pierna con la decisión empleada en las cosas importantes. Mirabas fijamente hasta que te devolvían la mirada con la misma firmeza. Atendías a las conversaciones entre los sueños difuminados de lo que ibas a hacer un poco más tarde. Salir de compras. Y decidir lo que pides en un bar en función de parámetros tales como la estación del año, los grados de temperatura, el estado de ánimo. O patear las aceras en busca de cosas que no se pueden encontrar. Cantabas las palabras desgajando sus componentes en pausados golpes de armonía. Dormías desde un cansancio sobrevenido a las diez y nueve minutos, cada noche. Soñabas que estabas dentro de algo. Una vez pensaste que era el vientre de un cetáceo sin capitán Ahab para salvarte en su venganza. Pero ahora estás convencido de que habitas, con Hänsel, con Gretel, en una maravillosa casa de chocolate, alma nutricia con una bruja, haciendo conjuros entre bombones y gránulos de esperanza.

La imagen es de Wojciech Kowalki.

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