
He pasado demasiado tiempo sin perder la cabeza, demasiado tiempo ausente. Pero aunque el universo se expanda y nos augure un final gris y fugaz, aunque los inviernos se extingan, no volveré a olvidar. En medio de los naufragios, eres mi velero. Rodeado de agua salada, eres el manantial. Aunque me atraviesen veinte balas y mi cabeza estalle, aunque la belleza se desgaste y la ansiedad me robe el aliento, prometo no olvidar.
Cuando el miedo asoma, encuentro tu luz. Cuando la tristeza y el desaliento acechan, cuando mi corazón se marchita, renuevo y reitero mi promesa de no olvidar.Entre el ruido y la estridencia, hallo tu refugio. Entre el silencio y la indiferencia, llenas de música el mundo. Tus ojos, fijos, proyectan ese caos armonioso que nos rodea. Y, juntos vemos la luz del alba, la del sol, hasta que nos inunde todo su resplandor.
De pronto, el mundo se detiene y te contempla. Y permaneceremos, sí, permanerecemos mientras las estrellas brillen, y seguiremos aún cuando se apaguen, cuando el cielo estalle y las palabras pierdan su rima. Permaneceremos, tú y yo, en cada rincón del cielo.