Manos frías, corazón caliente, dicen. ¿Pero qué ocurre cuando tienes una mano fría y otra caliente? ¿El corazón se divide en dos ventrículos temperamentales? «No sepa tu izquierda lo que hace tu derecha», (Mateo 6: 3-4) o algo así, valga la cita, aunque trate de limosnas, de secretos y de recompensas. Mateo, desde luego, nos da una lección del secreto de la temperatura que llegan a alcanzar nuestras manos.
La temperatura de la mano no solamente depende de ti, también depende del ambiente. Si posas tu mano en una mesa fría y otra la acercas al corazón, notarás la diferencia de temperatura y notarás cierta disonancia, que puede que sea cognitiva, puede que sea emotiva, entre la calma, el fuego y la alerta. Leí en alguna parte que «Una mano lava la otra y las dos lavan la cara» y es una verdad como un grifo y un poco de jabón.
Quizás la temperatura se contagie en las manos. Puede que también en el corazón.
Con imagen de John.
					