Van en una oposición y se las dan de listos: ponen un examen con un texto para corregir la puntuación, un parrafito de El hereje (el que encabeza esta entrada). Los opositores van y lo hacen. Y el tribunal va y lo corrige. Y como para corregir hay una cuestión esencial, que es el criterio, ellos utilizan uno: todos los ejercicios que tengan la puntuación exacta al original están bien. Y los que no, por deducción de la buena, están mal. Es cultura de Sesame Street. Se dejan olvidado el propósito del ejercicio, que me imagino que no será aprenderse esta novela de memoria, esta vez sí, con puntos y comas, sino que tendrá el loable propósito de que los futuros funcionarios sepan poner los puntos sobre las íes.
Todo esto nos lleva a la gran cuestión, que es la ignorancia generalizada sobre cuestiones ortográficas. En asuntos de puntuación, es tan importante saber que no vale cualquier cosa como ser plenamente consciente de que también entran en su campo asuntos estilísticos. Y, en ese campo, Delibes tiene el suyo (inmejorable, magistral) y otros muchos pueden proponer varias alternativas igualmente correctas. Y lo peor de todo esto es que la cultura queda para muchos en el terreno de lo inexpugnable, cuando escribir y redactar correctamente es cosa de todos. Y no sólo de Delibes (que, por cierto, lo hacía como los ángeles, con los que ahora cuenta historias).
-¿Entonces me quieres?
– Te quiero(,) joder.
No sé si le manda a la mierda, le quiere con locura o sólo le quiere para echar un quiqui (Qé bonita la palabra quiqui por cierto) Y todo en tres palabras y una triste coma.
Peor si contesta.
-¿Me quieres?
– sí, eso creo.
Creer:
1. tr. Tener por cierto algo que el entendimiento no alcanza o que no está comprobado o demostrado.
3. tr. Pensar, juzgar, sospechar algo o estar persuadido de ello.
4. tr. Tener algo por verosímil o probable. U. t. c. prnl.
De la primera acepción a la cuarta, ¿afirmo o sospecho?
Perras negras, Raúl, perras negras en el cementerio.
Asi nos va. Yo tenía en el Liceo un profe al que llamabamos "el Tito" porque siempre de dictado nos leía la misma parte de "El Jarama" de Sanchez Ferlosio:
– Anda Tito, cuentamé algo…
– ¿Que te cuente?. ¿Que quieres que te cuente?
– No se lo que sea, con tal de que sea interesante…
– ¿Interesante? Yo no se contar nada interesante.
Incluso aveces caía en los examenes. Esto era util, y nos lo habrá hecho cientos de veces, pero con todas aún no he aprendido a acentuar los "que". ¡Soy un desastre con los acentos!.