Preguntas

Questions

Las preguntas son los termómetros de la ontología del mundo, los barómetros de nuestro conocimiento y los manómetros de nuestra curiosidad. Se lanzan al aire en números diversos: si se hace sólo una, se supone tan importante como para hacerla grande –la «gran pregunta»– y su aplicación vendrá a indagar sobre seres supremos o, en el campo más terrenal, podrá constituir el lema de la última prueba  de un macroevento que hará temporalmente rico a un concursante televisivo. El dos, que sería un número insignificante, pasa a ser esencial por su paridad (que será del gusto de hombres -y mujeresmodernos as-) y por su contrariedad, por lo que sería un buen número para un programa radiofónico en el que coges a Solbes y le preguntas una cuestión sobre la balanza de pagos y otra sobre cómo le gustan más los huevos, si fritos o en tortilla. Lo del tres me lo imaginaba: como buen número de la perfección y lo divino -no se olviden las tres virtudes teologales o el cuento de los tres cerditos ( no es coña…)-, da puertas al campo de los seudomísticos y alucinados varios dando lugar a un pack de preguntas profundas, o ñoñas, o de esas «que te hacen pensar». El cuatro es de lo más material -abarca tanto los cuatro elementos de Empédocles, como las cuatro estaciones (las de Vivaldi y las otras), como las esquinitas que tiene mi cama- así que me lo imagino en las páginas de no-sé-qué-color (soy daltónico) de los periódicos, llenas de guarismos, gráficas para arriba, gráficas para abajo, quesitos en porciones desiguales.

Lo que no me podía imaginar es que ayer iba a vivir una experiencia iniciática. Tuve la enorme suerte de asistir  como espectador a una prueba de esas de las que sólo vive Ali Babá (véase también aquí). Primera pregunta (grave): contestación deíctica, pero correcta; segunda pregunta (insistente): contestación nominalmente impecable; tercera pregunta (redundante): contestación irrefutable, inconfundible; cuarta pregunta (inquisitorial, machacona): contestación equivalente, con una palabra añadida. Fueron necesarias cuatro preguntas para contestar lo mismo, cuatro indagaciones sobre el sujeto para llegar hasta su estirpe.

La pragmática, sagaz parte de la lingüística, ya nos decía que las interrogaciones no sólo preguntan,  sino que, por contra, hacen otras muchas cosas (invitan, afirman, sojuzgan…). Y sí, los números son símbolos. Y el cuatro -aquí- es el símbolo de los gilipollas.

(La imagen es de Oberazzi)

5 comentarios en “Preguntas”

  1. habrá que explicar las cosas de forma objetiva, qué es todo y para qué sirve, cómo prevenir, cómo se procrea y demás.

    No se trata de fomentar, sino de informar. No me gusta lo que he visto. No lo comparto. El respeto hacia los demás es otra cosa

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