Dejar de respirar, dejar de latir

Hospital

Leo hoy una noticia que me ha dejado sin resuello: «la muerte se ha hecho más compleja: morir ya no es dejar de respirar o que el corazón deje de latir, sino perder la capacidad de hacerlo de forma autónoma. Una persona puede seguir respirando y manteniendo las funciones básicas de su cuerpo, y sin embargo estar muerta». Mi corazón, de repente, se ha encogido de manera brusca, conteniendo la contracción, y todo mi sistema cardiovascular se ha quedado mudo. Por un momento, en ese paréntesis sin respiración y sin pulso, he creído que estaba muerto. El susto ha durado sólo unos instantes. Mis pulmones han vuelto a recibir el aire como el buceador después de segundos y segundos en apnea, mi corazón ha recobrado su fuerza con un latido tan fuerte que casi me perfora la sien derecha. Sin poder alcanzar a comprender los motivos, me ha venido a la cabeza una secuencia de Gattaca, esa maravilla cinematográfica de Andrew Niccol que trata de muchas cosas, pero que se gesta en torno a los corazones cansados. En una secuencia, Uma Thurman le dice a Ethan Hawke: «Tengo más suerte que muchos y menos suerte que otros». En la era de la ingeniería genética, su corazón tiene una pequeña probabilidad de fallar. Ella no sabe que la persona a la que tiene en frente es Jerome, un superdotado intelectual y con vigora fogosidad muscular, pero también Vincent, un enclenque niño nacido por la vía natural cuyo corazón ya lleva encima unos miles latidos más de los previstos. Un poco más adelante, uno de ellos pregunta: ¿Qué problema tuviste tú en el corazón. A lo que alguien le contesta: «¿Alguna vez te rompieron el tuyo? Fue entonces cuando me di cuenta del corazón, de la respiración y de las enfermedades. Fue entonces cuando me di cuenta de que respiro y mi corazón late. Pero podría estar muerto. Autónomamente muerto.

(Imagen de ortizmj12)

6 comentarios en “Dejar de respirar, dejar de latir”

  1. la preservación química del cerebro puede prevenir la muerte. La vida de un ser humano está inextricablemente unida a la existencia de su mente. Muchos científicos y pensadores aceptan que la mente es un producto del funcionamiento del cerebro que, según este punto de vista, es nada más o nada menos que una máquina fantásticamente complicada. La preservación química del cerebro (aplicada rápidamente después de la parada de las funciones vitales) preserva no sólamente la configuración de las neuronas sino también, en gran parte, la estructura molecular. Así, es plausible que un cerebro preservado químicamente contenga la información suficiente del diseño de esa fantástica máquina cerebral. Y si esto es posible, entonces la tecnología de un futuro todavía distante podría extraer esa información y construir una nueva, funcional e idéntica máquina cerebral, consiguiendo que el individuo volviera de nuevo a la vida.

  2. Miguel, coincido contigo: no tenemos ni idea de nuestro cuerpo y de sus mecanismos… ni de lo que es la vida.
    Tenemos que estar contentos, respiremos o no respiremos 😉

  3. Ves como goteos en los circulos? Es causado por los micro-movimientos de los ojos.

    Tenemos una idea muy errónea de lo que es nuestro cuerpo.

    Por donde empezamos?
    Me viene a la memoria otra pelicula….
    La ficción tiene sus limites. La realidad los sobrepasa.

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