Juntar palabras

retazos

Juntar palabras es un don cuando las junta uno. Cuando las juntan varios, es un privilegio. Si las dice uno, se le ocurren sólo las suyas -buenas, malas o regulares- , pero si las dicen varios, los pequeños susurros se hacen verdades compartidas, confidencias hacia el aire nuestro.

Y eso que parece que el silencio resulta cómodo cuando miran a ningún lado pensando miles de cosas a la vez. Las palabras son como los viajeros auténticos de la vida, que no se ganan el tiempo viajando rápido, sino sentándose aquí, en el parque de las oraciones y los sintagmas para ver florecer los almendros, para comprobar que los perales lacónicos también nos brindan sus frutos, sentados todos ganando la pérdida del tiempo perdido en torno a una mesa, hablando de nuestras cosas.

Sentados para perdernos en el tiempo, robado a la tarea de un robot, incapaz de saltarse leyes, obstinado en la obligación de lo odiado, difícil y repetitivo. Imagino la compleja tarea de detenerse, de pensar en la palabra perfecta, de negociar con adjetivos, sustantivos y verbos para que cada una de las partes no se sienta invadida, pisoteada y olvidada como los pueblos que habitan en medio del desierto de los significados del inmenso y significante conjunto vacío.

Sólo así podemos preguntarnos por nosotros mismos, empezar de manera casual para terminar criticando a los grandes, a los intocables, con sus defectos y sus escasas virtudes, que no están acostumbrados a ser tocados por los dedos rebeldes, que insultan con su mismo nombre a todos los que no son iguales a sí mismos, pero dejando siempre un rincón reservado para el reflejo de la luna, de un rostro que hoy son muchos.

Las palabras, como los cantos de marzo, sirven para cantar eufóricos por una naturaleza que se viste de gala para esperar la línea prieta, cargada de los sentidos que dan tono a nuestra vida, que evitan una tristeza que nos devora y que nos posee de tal manera que nos conforta con su aliento en nuestra vida.

Hoy se han juntado en unas líneas unas palabras que representan a muchas otras, todas efímeras y perpetuas a partes iguales, con la inconsciencia del que hace las cosas a sabiendas y con la sabiduría del que no sabe nada. Las palabras vuelan -ya se sabe-. Cada uno las caza como puede para que permanezcan escritas en un hueco del alma.

 

Entrada realizada con retazos literales o modificados de los blogs y posts que se citan más abajo, reproducidas -todo hay que decirlo- sin permiso de los autores. El propósito, cariñoso, es una muestra de las Creaciones Comunes de nuestra madre. Ellos saben por qué.

(Imagen de Libertinus)

 

 

 

 

 

 

9 comentarios en “Juntar palabras”

  1. No estaría mal que nuestras palabras se juntaran aleatoriamente para formar un todo a su gusto… Incluso es una imagen que se puede componer.

    Estuvo bien la reunión, a pesar de los fotógrafos.

  2. ¡¡Al ladrón, al ladrón!!… Bueno, también es que me he dejado un poco. Tranki tronko, no llamaré a la policía del pensamiento. Y yo aún diría más, me pensaré lo de llamar a la policía.

    Bonito melange conmemorativo de vernos de nuevo. Que no pare.

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