Subir dos, bajar cinco

Mi vida es una puñetera escalera de esas que tienen los edificios antiguos en Nueva York: para que tú puedas subir, la escalera baja. Subes una, bajas dos; subes tres, bajas cinco; subes diez, bajas diecisiete. Las diferencias no son proporcionales, sino desmesuradas. En cualquier caso, mi vida lleva un cómputo que acaba siempre en números negativos, lo que quiere decir que, por mucho que lo intente, jamás llegaré al cielo.

(Imagen de Jose Quiroz Lozano.)

6 comentarios en “Subir dos, bajar cinco”

  1. Y otra cosa: esas puñeteras escalares de Nueva York nacieron para ser bajadas: solo las suben los delincuentes y aquellos que se dejaron las llaves dentro de casa.

    Es cierto, Pedro: el rellano del cielo puede esperar: quedémonos en las fiestas que organizan los del quinto.

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