202-203 La Fiesta del Chipirón (II)

Beirut

«Garbanzo negro, cada vez que leo tus entradas serias me hago una pregunta: ¿escribes el blog para llenar un vacío o llenas el blog con la plenitud de la vida? ¿El blog te la vida, o se la prestas?» Eso me dice Chipirón negro, la muy descarada. Pues no sé por qué se escribe un blog. Probablemente, por las dos cosas. Pero sí que tengo una cosa clara: no me gusta el papel de los cuadernos de bitácora como elementos socializadores de los solitarios, ni me gusta tampoco que se confundan los desánimos del blog con exactos y estrictos desánimos del pensamiento. No escribo en mi blog para tener más amigos (es más: ya dije que me ha servido a veces, de manera paradójica, para tener menos), aunque no es menos cierto que he conocido gracias a él a personas con las que no me importaría nada tener más vinculación. De hecho, contestando a otra de sus preguntas («¿Eso de la Burgosfera qué es, una agrupación de amiguetes con los que se queda y eso?»), he tenido la suerte de conocer tanto de manera virtual como en carne y hueso a personas que merecen la pena y con las que me unen, creo, muchos vínculos e intereses. Me encantan los comentarios que hay en mi blog y los comentaristas, pero no me gustan nada los comentaristas del colegueo que veo en otros blogs, que comentan por comentar y que si dices que te duele la cabeza (por ejemplo), te aconsejan que descanses y tomes una aspirina. Si estoy muy triste y quiero que me compadezcan, llamo y doy la paliza a mi hermana (por ejemplo). El blog, para mí, es un desahogo cultural y artístico que me sirve para asaetar certeramente a mis obsesiones y demonios personales, pero no la ventana exacta por la que mi alma se asoma al mundo. Entre otras cosas, porque… ¿a quién coño le importa mi alma?La vida me la dan otras cosas. Personas, sobre todo. Cine y libros, muchas veces. El blog recoge la vida, me ayuda a intentar explicarla porque así, con un poco de suerte, consigo comprenderla. Ahora bien, una cosa sí es cierta: el blog es un elemento importante al que le dedico atención, tiempo… y cariño. ¿Qué bloguero que se precie, no pasea, lee, piensa… para su blog (a veces)?

Esto se vuelve a alargar, Chipirón. Así que terminamos con esas músicas que propones. «No sé por qué me da que eres de los fanáticos seguidores de John Lennon, Garbanzo negro. Si es así, te propongo un acto de resurrección. ¿Te acuerdas de «Real love», esa prueba de grabación de John Lennon que los tres Beatles restantes revivieron en el disco del 96? Escucha la canción, lee la letra. Y piensa: Todos mis pequeños planes, mis esquemas, descarriados como algunos sueños perdidos, parecen evidenciar que, realmente, lo que yo hacía era esperarte«.

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«Pues vale -prosigue Chipirón-. Toma esa canción, si quieres, como punto de referencia, como alegoría. Y quédate con lo mejor de lo mejor del pasado. Pero sacude tus prejuicios y engánchate a los instintos. Y desciende al bailoteo loco de la fiesta de la vida. Con los mismos sentimientos, pero más instintos. Y moviendo el cuerpo hasta el frenesí, como Kylie Minogue, sin poder quitarte de mi cabeza («Can’t get you out of my head»)

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«Por muy basura discotequera que te pueda parecer (que conste que a mí me van más otras cosas, como el flamenquito), su ritmo esconde cosas: Hay en mí un oscuro secreto. No me dejes enterrada en tu corazón. No pierdas la oportunidad de bailar al son del baile de la vida. Es un regalo que no se repite jamás. Así de duro, así de frívolo.»

(Imagen de Spencer Platt, tomada en Beirut y por la que obtuvo el premio Pulizter de fotografía en 2006.

Su ubicación en esta entrada, obviamente, es metafórica y no tiene nada que ver con la devastación bélica)

3 comentarios en “202-203 La Fiesta del Chipirón (II)”

  1. Merche, has encendido la llama de la tinta negra.

    A mi me gusta como escribe Raúl, por dentro y por fuera y se lo digo directamente.

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