Sicarios, custodios

Cielo Berl

¿Quién eres, que sirves de mediador entre lo alto y este sótano en el que trastabillan nuestros pasos? ¿Proteges a los mortales todos, sin distinción ni preferencias? Sentía tus pasos hace años, cuando fallaste, cuando los terribles momentos se acompañaron con ausencias. ¿Te cansas de tu trabajo? ¿Te faltan las fuerzas? Da la impresión de que no estás. Tus horas de asueto se alargan hasta lo indecible. Permaneces impávido y lejano, no sé si con la lejanía de la impotencia, ignoro si con la lejanía de lo que ya no importa. ¿Se quemaron tus alas en otras gestas? ¿Perdiste el ímpetu de tu vuelo? Hoy llueven desgracias sobre el tablero de juego y tú ladeas el gesto, esquivas las responsabilidades.

Baja por un momento, de nuevo, y contempla a las criaturas de tu Señor. ¿Son acaso peces en el río enfangado, aleteando en los estertores de la muerte? ¿Son aves -quizás- encharcadas sus alas del petróleo de los sueños perdidos? Has de enfundarte tu traje de faena. Calza tus mejores alas, desciende al ras de nuestro suelo. Y haz tu trabajo. Hoy es el día en el que los seres humanos ven caer del cielo estelas de fuego, rocas ígneas que aplastan nuestras cabezas. Baja. Y enfréntate a nuestros problemas. Como un ser humano. De la carne de la que no estás hecho. Del hueso en el que no te has de convertir.

(La imagen de la entrada pertenece a la película El cielo sobre Berlín, de Win Wenders)

8 comentarios en “Sicarios, custodios”

  1. Fíjate, Mafaldia: desde el día 2 de octubre ya había tenido tiempo de hacernos caso. Es un desagradecido.

    Merche: yo no hablaba de Dios, sino de los ángeles custodios como concepto… y como trasunto de otras cosas, que también son "custodias".

    Miguel: los huesos son el vivo reflejo de nuestra consistente inconsistencia. Sustentan el 12 por ciento del total de nuestro peso durante el promedio de vida de 80 años (año arriba, año abajo; sexo arriba, sexo abajo). Y luego se desparraman y desmiembran para toda la eternidad. Qué desperdicio de calcio…

  2. El esqueleto de un ser humano adulto tiene, aproximadamente, 206 huesos, sin contar las piezas dentarias, los huesos suturales o wormianos (supernumerarios del cráneo) y los huesos sesamoideos. El esqueleto humano participa con el 12 por ciento del peso total del cuerpo, así una persona que pesa 75 kilogramos, 9 kilogramos de ellos son por su esquelto

  3. JAMÁS creo que Dios bajará a ayudarnos… porque Dios no existe. Es un espejismo por quien han luchado y, siguen luchando, muchísimas civilizaciones fanáticas. Si Dios existe está dentro de cada uno de nosotros. No hay más vueltas que darle. Besotes, M.

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