Laberintos, futuros

nieve, hierba

Clara, distinta, extraña. Mirada ausente. A la deriva, Clara no tuvo suerte al elegir la puerta de salida. En brazos de otra soledad, Clara permanece abandonada. Esperaba hacer amigos por la nieve, abrigada por otra lucidez, anhelaba descubrir mundos donde nunca llueve. Deseaba escapar una y otra vez. Para navegar, achicaba penas. Por sus venas recorrieron el firmamento estrellas negras. Nadie quiso preguntar. Clara se vio atrapada, abandonó el trabajo hasta calar con sus huesos en el abismo. Perdida en un camino de ansiedades, en la senda de las ambrosías, Clara languidecía. Clara no dijo nada… y un día desapareció. Dicen que la vieron recorriendo aceras, ajustando el paso a los demás. Dicen que intentaba cualquier cosa por dinero para hincarse fuego una vez más. Esta madrugada, Clara naufragó, tenía el mar de miedo en la mirada, las ropas empapadas, el suelo por almohada. Lentamente, amaneció.

Hoy ha muerto Joan Baptista Humet, que nos ofreció breves pero intensos momentos de música y de pensar en el destino de nuestras ideas. Aunque mi espíritu se siente plenamente identificado con los estados de ánimo de esta humilde prosificación de la letra de Clara, no quiero que penséis que no soy un tipo duro de pelar, así que aquí os dejo otra prosa de una canción a la que tendremos que agarrarnos. Que ya vamos quedando menos.

Bajado el pie del estribo, con células dispersas, disparadas, quizá sea buen momento de deciros que quizá haya que aprender de nuevo a andar, que quizá haya que volver a respirar. Quizá haya que alzar otra verdad, crear nuevas maneras, demoler barreras. Quizá tengamos que conseguir que nos dé tiempo para aventurarnos a soñar. Hay que vivir, amigo mío. Antes que nada, hay que vivir. Hoy estamos en diciembre, va haciendo frío, pero hay que burlar ese jodido futuro que empieza a hacerse muro en ti.

Sea.

6 comentarios en “Laberintos, futuros”

  1. Bueno, bueno, ¡cómo eres, Raúl! ¡Qué pillín! Me alegro de que sigas con esta aventura. Es un placer leerte aunque a veces, como dice KOKYCID, no entienda mucho yo tampoco lo que nos quieres decir…, lo intuyo. Lástima lo de Humet ¡tan jóven! Y, sí señor, hay que vivir, hay que atreverse a soñar. Besotes, M.

  2. Olé, olé y olé. La mitad de los post no los entiendo pero me encanta leerlos y disfruto un montón. Así que me alegra enormemente que sigas publicando. Gracias. En cuanto a cantautores soy más de Aute de Sabina y de Serrat. Y aunque no sea politicamente corrrecto y por lo general no le reconozcan el merito y su época de compositor, del Gran Maestro: Don Julio Iglesias.

  3. Prefiero el tono de esperanza con el que finaliza esta entrada que el que se desprende de la anterior. Las palabras, bellísimas, de tu Despedida laceran el ánimo. Quiero sumarme a quienes te animan para que nada acabe, para que luches por que nada acabe. Necesitamos tu Verba Volant y no nos conformaremos si te vas.

    Un recuerdo para Humet. Me lleva a una época que creía olvidada, gracias por la noticia, aunque sea luctuosa.

    Y un abrazo de los de verdad, Raúl.

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