Desde la envidia consciente pero no combativa de mis 42 años, diré que uno de los mayores dones que he obtenido en los últimos diecinueve ha sido el contacto constante con jovenzuelos que tienen entre las diecisiete primaveras y las veintitrés. No puedo soportar el resabiado discurso de que la juventud es decrépita y caprichosa y desmotivada y pasota y timorata y pusilánime. Si alguna vez es cierto lo anterior, no es culpa tanto de ellos como de sus padres, de sus profesores, de sus circunstancias. Idealizamos demasiado nuestra juventud haciéndola pasar por responsable, implicada e inserta en el orden cósmico con mil y una perfecciones. Me gusta estar con estos chicos. No creo que sea un complejo de Peter Pan con el que me niego a crecer (me niego a crecer por muchísimos otros motivos, pero nunca por este). Me gusta la chispa, la espontaneidad, la ruptura, la sonrisa que parece adivinar las cosas y no saberlas. Me gusta ver cómo se forman sus cuerpos y sus cabezas. Nunca los comparo con nada ni con nadie, porque ellos son ellos. Son el futuro de lo que nosotros fuimos y que ya nunca seremos. A nosotros nos adocena la vida, el coche de cinco puertas, el sueldo y la tarde de centro comercial, la hipoteca y la puta que lo parió, pero ellos tienen toda la vista puesta en algo que todavía no está. Lo mejor de un profesor son sus alumnos. Lo digo sin peloteo y sin que nadie me escuche, sólo vosotros. Todos los demás estamos para colaborar con ellos y educarlos, pero no para machacarlos, ni para contagiarles nuestros tics y nuestros defectos. Nunca más tendré veinte años, pero me gusta ver a mi alrededor a esos jovencillos. Aprendo todos los días con ellos. Y yo les enseño solamente mis pasados, mis miserias y los cuatro conocimientos de un cerebro oscuro. Va por ellos.
(Imagen de @LupinThe3rd)
Como antiguo alumno, se hechan muchas cosas de menos…. entre ellas tus clases. Aprender y disfrutar.
Gracias a ti.
Estas hecho un profesor 2.0
De la juventud, lo que se añora es la jocosidad con la que nos asomamos al mundo. Cualquier detalle despierta una carcajada contagiosa.
Anecdotario ambulante¡¡¡¡¡¡¡ Me he reconocido en algunas frases………JaJaJa
Saludos
Primero y ante todo, ERES JÓVEN 42 años ES JÓVEN. Segundo, qué suerte la tuya de estar rodeado de jóvenes porque ellos dan ENERGÍA POSITIVA, BUENAS VIBRACIONES (no como yo que estoy rodeada de vejestorios como yo… que solo aportan sus manías, frustraciones, malas vibraciones, en fin…. Aunque algunos de mi quinta sesentañera, debo admitir, que son MUY majetes) pero cuando, en verano, estoy rodeada de juventud… ¡ME DA UNA VIDA! ¡ME ENCANTA! Muchos besotes, M.
Estoy convencido de que les enseñas mucho más. Sólo por pensar eso te distingues de los arquetipos docentes del profesorado. Tus alumnos, ya lo dije otro día, son afortunados: no sólo porque puedes guiar sus inteligencias hacia lo que persiguen, sino porque sin duda se encontrarán más cómodos en esa filosofía y, por lo tanto, rendirán mejor. Gaudeamus.
Buenos días, profesor Urbina:
Hoy su entrada sí que es de Matricula de Honor.
Saludos.