La luz del mundo

bombilla

La luz del mundo. Qué fenómeno. Tan bonito. Y tan global. Y tan duradero. La enchufó Dios un día, hace más años que Matusalén, y sigue ahí, que si doy luz, que si doy calor. Que si se abren o se cierran los mares. Y el Universo todo. La luz del mundo. Nació para guiarnos, para (re)conducirnos, para serenarnos. No es bueno que el Hombre esté solo. Y voy y le pongo a tiro (de ojo) una bombilla. Le expulso del Paraíso, y voy y se la quito. Y allí van, descarriados, los hijos de Adán y los hijos de Eva, suponiendo que sean los mismos, caminando desde la oscuridad del Pecado hacia la claridad de las cosas claras. 

Un día, ávido de saber, me acerqué al mecanismo de la LUZ para intentar comprender el funcionamiento de todos sus rayos y sus consecuencias todas. Y vi que la luz podía desaparecer para siempre. Para no volver a alumbrar jamás.

1 comentario en “La luz del mundo”

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