Y, si existen, nunca tuvieron alas

Hoy, siguiendo la tradición, he vuelto a ver ¡Qué bello es vivir! Si la película la hubiese dirigido cualquier otro que no fuese Frank Capra, la cosa hubiese tan empalagosa que no hubiese habido quien se la tragase. Pero Capra es el maestro de controlar hasta el límite la emotividad de sus películas. Este filme es un derroche de emociones controladas porque está enmarcado en la forma de un cuento tradicional, con un malo muy malo y un mundo idealizado envuelto en la amenaza del capital. Vista a día de hoy, puede ser muchas cosas, pero una muy obvia: una defensa del ser humano por encima de los intereses y las especulaciones. Obviamente, también contiene altas dosis de la moralina típica de muchas películas del Hollywood de la época. Todo un ejemplo de individuos marcados por un destino siempre positivo, pase lo que pase.

A día de hoy, he escrito ya unas cuantas entradas de Nochebuena. Hoy vamos a dejarlo con esta película, con George Bailey, en Bedford Falls, esa localidad inexistente tan cercana a Buffalo. Dejémoslo anclados a las 22.00 de un 24 de diciembre, conscientes de que los ángeles no existen. Y, si existen, nunca tuvieron alas.

4 comentarios en “Y, si existen, nunca tuvieron alas”

  1. Buenas noches, Raúl Urbina:

    Preparé la entrada como dije en mi comentario. Veo que al hacer clic en mi nombre no sale mi blog de cine.
    Lo dejo ahora: ¡Qué bello es vivir!

    Saludos.

    P.D.: Frank Capra nos dejó grandes películas, y ésta es un buen ejemplo.
    Dedicaré una nueva entrada a este director, con los programas de cine que tengo.

  2. Muchas gracias por tu felicitación, Gelu. Te deseo lo mismo para todos vosotros. Estaré esperando esa entrada y ver el programa de mano de la película.

    Pedro. Sí, yo creo que deberías «perdonar» a esta peli a sacarla del ostracismo. Otra pista: la interpretación de James Stewart es digna de ser seguida con atención. Aunque parezca mentira, algunos críticos han rastreado en este Stewart desesperado los futuros registros que utilizaría con Hitchcock. En suma, no todo en esta película es almíbar. Capra sabía siempre muy bien lo que se hacía.

  3. Buenas noches, Raúl Urbina:

    Mis mejores deseos para ti, Alberto y tu familia toda, en esta Nochebuena, fiestas, no fiestas, Año viejo, Año Nuevo, y todos y cada uno de los días.
    Que podamos decir: ¡Qué bello es vivir!.

    Abrazos.

    P.D.: Haré una entrada con el programa de mano del Cine Gran Teatro, de la película de Frank Capra.

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