Recién levantado, con la cabeza en pleno tránsito del sueño a la realidad, me ha venido a la cabeza un Intermezzo. Inmediatamente, he puesto el reproductor de música para notar que la mañana se aliviaba. Que era posible vivir un mundo con los ojos cerrados y sin perder la consciencia. O vivirlo con los ojos abiertos y sin perder la capacidad de soñar. Que los intermedios no son cosas molestas entre acontecimientos importantes. Que pueden ser películas de amor y música.
Recién levantado, más despierto pero aún sin pisar la realidad, me ha dado cuenta de que estamos muy necesitados de los intermedios. Para cerrar los ojos completamente cerrados y abrir los ojos completamente abiertos.
(Imagen de Thomas Hommoudi.)
Aquí tenéis la pieza que estaba escuchando: