Cuarto día

Shameless

Cuarto día (de vacaciones). Esta vez, la noche se ha dividido en dos partes, en dos intermedios de Shameless. Creo que ya lo he dicho en alguna ocasión, pero me encantan las comedias que lo parecen y no lo son, tipo Shameless o las queridísimas y adoradas Weeds y, sobre todo, Californication. A medida que avanzan, no dejan de ser graciosas, pero casi no cabe lugar en ellas para la risa, sino para la reflexión. La familia Gallagher es un compendio triste de todas nuestras esencias, casi condenadas al fracaso, pero en una lucha permanente que solamente ha abandonado el más irresponsable, que es el padre de familia que nunca ha sido ni padre ni miembro de esa familia de pleno derecho.

Deporte. Baloncesto

Habituados a que hable de las excelencias de deportes más o menos individuales, he dicho poco que me apasiona el baloncesto. Como hoy, quinto día, tenía un partido con los amigos del que hablaré mañana necesariamente, fui con mi hijo a tirar unos tiros, a poner los músculos y la coordinación a punto.

Lo que ocurre es que, para mí, desde hace muchos años, jugar al baloncesto es síntoma de un fracaso irreversible. El paso del tiempo no mejora para nada ni para nadie, pero los que hemos jugado al baloncesto con relativa eficacia sufrimos ahora el hecho de que la cabeza va a la velocidad correcta, pero el cuerpo no está sincronizado. Todo lo que deriva de ello es frustración y añoranza, cosa que a mí no me gusta porque prefiero mirar hacia objetivos que pueda seguir cumpliendo.

Reflexiones en la frutería

Suelo comprar la fruta y las verduras en el supermercado, pero siempre me queda la cosa de ir al mercado, que no tengo muy lejos de casa, para comprar en la necesaria proximidad y cercanía que no se mide solo en distancias. Así lo hicimos cuando acabamos de jugar al baloncesto. Fuimos al Mercado Sur, que daba una sensación de vacío inexplicable en un día después de Navidad. Recorrimos los puestos y, al final, nos decidimos por uno en el que el género no tenía mala pinta. El precio tampoco estaba mal. Cuando llegó la hora de la cena, me di cuenta de que la frutera nos había puesto prácticamente toda la fruta demasiado madura sin preguntarnos. Me cabreó mucho y me sentí estafado. No digo que todo el comercio de proximidad sea así, porque sé que no es cierto. Y creo que lo volveré a intentar. Pero que todos los fruteros del mundo, y los de Burgos en particular, sepan que, si vuelve a caberme la duda, optaré por elegirla yo mismo en el supermercado enfundándome el guante preceptivo.

Escritura del artículo sobre el mundo STEM y el mundo SHH

Comentaba el otro día que había leído algunos artículos muy interesantes en el número 112 de la revista Telos. Venciendo algo la pereza, he escrito en Scripta Manent, ese blog profesional que no frecuento como debería, una entrada glosando las ideas de Reyes Calderón. Me adelanto a los acontecimientos, porque esto ha ocurrido hoy, pero resultan muy pertinentes las observaciones que ha hecho mi querida Sandra L. en Twitter. ¿Pintan algo en este mundo tecnológico las Humanidades? Leed y discutid.

¿Trabajar en vacaciones?

Aunque lo he insinuado desde el primer día, es prácticamente imposible no trabajar durante las vacaciones. Diría que forma parte de nuestro trabajo, pero, como no me va a creer nadie, no lo digo. Además de ir avanzando en la lectura de alguna interesante de la que daré cuenta en algún momento, tengo que gestionar alguna cosilla de la coordinación de nuestro máster en ELE. A eso se añade una iniciativa procedente de colegas de Cataluña y Aragón que motiva que los coordinadores de la antigua selectividad podamos reflexionar sobre la naturaleza de las distintas pruebas en cada distrito. Pero dejemos de hablar de trabajo, que son días de descanso.

Hacia dentro

Tendría que decir que he acabado la película de Denys Arcand y que empecé otras dos. Que sigo con Abella Cienfuegos, aunque no he avanzado tanto como esperaba. Pero hay días que se viven para dentro y de los que no se puede verbalizar con detalle y extensión.

Ayer fue uno de esos días. Como hay acontecimientos frutos de la casualidad y acontecimientos fruto de la causalidad, veo que las causas fueron vestigios. Que las reflexiones de Cabanas sobre la felicidad de la entrada de ayer, que las reflexiones sobre el mundo STEM de ayer y hoy me llevan a la esquizofrénica paradoja de que, en el mundo del arte, tengo una mente SHH y, en el mundo reflexivo y vital tengo una mente STEM. Y que la belleza que busco en las obras no logro adaptarla y acomodarla a mi vida para que sea plácida. De forma inmisericorde, mi día a día no me sirve para disfrutar, sino para encauzar una tendencia poco evitable a la cuantificación, al análisis puro y duro, sin porqués que alivien la espera.

Escuché muchas canciones, claro. Pero, gracias a un artículo de The New Yorker, que reflexiona de forma clarividente sobre los vídeos del grupodescubrí esta canción, que me gustó mucho:

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