ELLA. ¿Qué pesa más cien gramos de incomprensión o un gramo de cariño?
ÉL. ¿Estamos tontos o estamos en un librejo de Paulo Coelho? La respuesta es evidente: cien gramos de incomprensión pesan exactamente noventa y nueve gramos más que un gramo de cariño.
ELLA. ¿Pero no existen momentos en que es más importante una mínima porción de algo bueno que una gran cantidad de cosas malas?
ÉL. No.
ELLA. (…)
ÉL. Si, no te quedes con cara de tonta. Que hay mucho iluminado suelto. Creo que creemos que el peso que le otorgamos a las cosas no coincide con el peso objetivo que tienen éstas, pero la cantidad da el cante.
ELLA. ¿Y eso nos pasa a nosotros?
ÉL. No sé si lo dices por el cariño o por la incomprensión.
ELLA. Lo digo por las dos cosas.
ÉL. Mira, lo primero es que la vida no es un libro de autoayuda. Y lo segundo es que para la vida no hay manuales. Todo lo más, sesudos mamotretos con miles de notas a pie de página cuyos autores fueron proclives a pegarse un tiro o a meterse en una bañera para rajarse las muñecas.
ELLA. Pero nunca hablamos de lo nuestro.
ÉL. ¿Lo nuestro?
ELLA. Sí.
ÉL. Será hablar de lo tuyo, porque a mí todo lo que no sea lo mío me la pela.
ELLA. Hijo, siempre eres rudo, maleducado y tajante.
ÉL. Ya ves. Tengo gramos de incomprensión para dar y tomar. Y el gramo de cariño se me escapó por la ventana. Como diría el hortera de Coelho, es la pluma ligera que se escapa por la ventana.
(Imagen de José María Moreno García.)
Lo importante no es el peso de la pluma, Raul, sino las dimensiones de la ventana.
(perdon por la falta de acentos, pero es que estos teclados no tienen…)
¡Qué duro eres Raúliño! ¿Cómo le puedes contestar eso a una chica que te ama? Luego no te quejes de estar solo y de siempre bucear en tu tristeza. Con esa actitud, nunca llegarás a la "felicidad", sí, entrecomillado, quiero decir a una estabilidad emocional tan necesaria para una vida sana y apacible. Recapacita que aún eres joven. Besotes, M.
La vida no es un libro de autoayuda (¡gracias a Dios!) pero yo estoy más de acuerdo con ella que con él. Aunque las básculas al uso no sean lo suficientemente precisas para detectarlo, pesa mucho más un gramo de amor que uno de indiferencia. ¡Seguro!. Los resultados (causa-efecto y todas esas cosas de las leyes físicas) así lo demuestran.
Buenas noches, profesor Urbina:
Muy bonita la fotografía de hoy.
¡Cuántos diálogos -de este tipo- pueden evitarse, cambiándolos por la lectura de un buen libro!.
Saludos.