La claridad de lo que solo es una metáfora – Fragmentos #38

Imagen de Serge Melki

David ha pasado una mañana ajetreada. En el trabajo, todo se ha complicado: llamadas, correos electrónicos, decenas de gestiones pendientes que tenían que salir adelante. David ha tenido que respirar hondo varias veces, animarse por dentro y en silencio, cerrar los párpados con un impulso violento para luego abrir los ojos e intentar reanimar ese día especialmente difícil. David siente que todo se acumula, que cuando hace una cosa tendría que hacer otra y, cuando hace esta, tendría que haber optado por otra distinta, también pendiente. Su jornada ha acabado con más pena que gloria. Por un momento, han resonado en su cabeza unas palabras: «Non serviam». Ha salido de su despacho, se ha puesto la cazadora y se ha enrollado al cuello la bufanda. David se siente especialmente a disgusto por tener que abrigarse en un día de primavera, pero su garganta está algo resentida después del último catarro y parece que las nubes y el viento no entienden últimamente de ciclos naturales.

David ha cruzado el semáforo después de esperar un tiempo que le ha parecido demasiado largo hasta que ha llegado el color verde. Ha enfilado el camino de casa intentando ir rápido, ansioso de cobijarse del frío y otras inclemencias personales. De pronto, un hueco de cielo azul se ha abierto entre las nubes. David ha alzado la vista y ha encontrado un destello de luz. Ha tenido un pensamiento intenso y fugaz. David se ha aflojado la bufanda, se ha bajado la cremallera de la cazadora. Ha respirado fuerte un par de veces y ha comprobado que el aire entrada con fluidez a sus pulmones. David ha aflojado el paso, ha sacado los auriculares y ha puesto una de sus canciones favoritas. Con la cabeza ligeramente alzada hacia el cielo, recibiendo toda la claridad de lo que solo es una metáfora, David ha cambiado de rumbo.

(Imagen de Serge Melki. Esta entrada pertenece a la serie Fragmentos para una teoría del caos.)

1 comentario en “La claridad de lo que solo es una metáfora – Fragmentos #38”

  1. al final David tuvo un pequeño respiro… son esos momentos que nos salvan de caer en los grandes abismos que existen en el mundo.

    como decimos aquí en Galicia:

    «nunca choveu que non escampara»

    (nunca llovió que no dejara de llover)

    biquiños,

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