Lo he intentado todo.
He puesto los libros apilados, unos encima de otros en el suelo. Para que la fuerza de la gravedad mezclara las palabras y diese a luz pensamientos nuevos.
He metido mis antiguos vinilos con algunos de mis discos preferidos en una caja un poco holgada. He agitado la caja para que los sonidos formarán nuevos acordes en una nueva canción.
He cogido antiguas cintas de vídeo con mis películas favoritas. Las he desmontado y he cortado las cintas de forma inmisericorde y pegado los fragmentos. Para que este montaje convulso originase una historia diferente.
Me he mirado al espejo y he intentado dar un paso hacia la izquierda y otro hacia la izquierda. He girado mi cuerpo para acabar un golpe de cadera. La cabeza me ha dado vueltas y han surgido destellos de algo nuevo. Para hacer salir de mí ese ancestral sentido del ridículo.
Ahora, sentado, me vuelvo a levantar. Y grito para mostrar al mundo un rincón de mi locura.
(Imagen de Auro.)