Todo se resume en la sim-, en la em-, en la a-, en la anti-. Estos cuatro prefijos resumen lo más grueso y evidente de nuestras relaciones con los demás, que son –también– una manera de hablar de las relaciones con nosotros mismos.
Porque es así. O nos implicamos y nos contaminamos con los sentimientos. O nos ponemos en el lugar del otro, aunque no sea el nuestro. O pasamos. O nos vamos al bajo cero, que es un lugar donde –todos lo sabemos– habita el frío.
Sí, amigos. Sí. Y es muy fácil. En algunos casos, nos lo aporta el código genético. En otros, nos lo da el vivir, la experiencia. Pero no os engañéis: mirad fijamente y encontraréis estos cuatro prefijos distribuidos entre las personas. Que sirven para encasillar vidas.
(La imagen pertenece a la intro de Orange is the New Black, serie en la que las miradas son imprescindibles. Como en la vida.)