Arqueología en canciones

Me gusta escribir refugiado en los momentos en los que nadie me lee. Mientras todos los demás se dedican a sus cosas, yo me dedico a escuchar música y a deslizar retazos del corazón.

Conozco pocas maneras de pensar más intensas que las canciones. Cada año que pasa, pienso en todo lo que he escuchado y lo que me queda por escuchar. No me refiero a esas informaciones que te pone Spotify, sino en las sensaciones que tienes respecto a lo que has escuchado y has disfrutado. Aunque disfruto mucho del modo aleatorio, en ocasiones, sobre todo cuando viajo solo en el coche, me gusta poner las canciones en ese orden en el que pasaron a formar parte de la vida de «tus favoritas». Hoy, por curiosidad, he mirado cuál es la primera canción que puse en esa lista de privilegiadas. Se trata de esta: ( I just) Died in your arms. Lo curioso es que es una canción que he ido añadiendo de forma insistente en mis favoritas, olvidando que fue la primera.

La segunda es esta: Crímenes perfectos. Y luego han seguido muchas más. Lo más reciente este año ha pasado por las canciones más genuinas y cada vez menos conocidas de la música italiana, el jazz al que siempre vuelvo y del que nunca me escapo. De forma curiosa y, sin que se entere nadie, veo que están presentes algunas canciones de Shakira. Que escucho más las canciones alegres de La casa azul que las más transcendentes. Y que me encanta escuchar lo que no esperaba gracias a las sorpresas semanales, a las listas creadas por otros. No hay nada como escuchar lo que, aunque no lo crees tuyo, lo acabas incorporando a tu imaginario sentimental.

Y tengo que ir preparando la cena, así que os dejo con la canción que estoy escuchando ahora mismo: https://youtu.be/EoXWcRXTWxE.

Los brazos y los abrazos. Los dedos. Y los crímenes perfectos.

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