Ese pequeño rincón del Paraíso
Llovía a cántaros, pero ella caminaba por la carretera sin paraguas. Yo tenía uno: la suerte había estado de mi parte cuando, esa misma mañana, se lo robé a un amigo. Me apresuré a rescatarla y le propuse que se protegiera del agua, que se secase un poco su carita. Con una voz tremendamente dulce, … Leer más