Me gustó mucho aquella entrada de Blogófago dedicada a una aplicación que congela nuestros mensajes para que sean enviados a su destinatario pasado un lapso de tiempo determinado. Y viene a cuento ahora el asunto gracias a una noticia aparecida en la edición electrónica de The Independent (luego la leí en El País, de cuya página he copiado la foto): se ha encontrado en una botella un mensaje de hace 90 años, escrita por el «tío Pete» y dirigida a un soldado americano durante la I Guerra Mundial. Aunque contiene algunos fragmentos de contenido racista repugnante (critica severamente la inclusión de soldados negros entre los combatientes), me gusta eso de preservar los mensajes para el futuro. Lo cotidiano revive en nuestro presente, las pulsiones de otros perviven en nuestra memoria y se comparten las inquietudes con alguien totalmente ajeno en el tiempo y en el espacio. En el momento que unos arqueólogos franceses la descubrieron, el sargento Liepman ha recuperado en nosotros retazos de su vida y el tío Pete vuelve a pasear sus prejuicios ante nosotros. Les hace más humanos a ellos gracias al futuro y a nosotros nos descubre vidas y sensaciones gracias al pasado. Y todo, en una botella de cerveza. ¿No habéis pensado, blogueros burgaleses, que quizá el tío Pete, olvidando por un momento sus atávicos y rancios pensamientos, nos ha mandado un guiño premonitorio desde un día lejano para recordanos nuestro presente? Hacedme caso, que de criptografía sé un rato: Liepman y su tío, en el fondo, quieren que nos tomemos unas cervezas a su salud.
probable mente es lo mejor que se puede hacer, matar unos neurones o neuronas ahora no sé
me apunto a la cervezada
yago, tambien tipo 7… estamos acabados
Doy mi aprobación y no sólo eso me parece una idea brillante. Cerveza para todos. ¿Invitas?
Mi personalidad me va a destruir. Tipo 7 tipo 7…