Te levantas indemne y, sin embargo

 

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Hay días en los que te levantas indemne y, sin embargo, te vas cayendo de la cama a medida que la nieve se transforma en gotas de lluvia. Te caes por sorpresa y por debilidad, porque el mundo es mundo y porque sí. Hay días que te vas estrellando contra ese horizonte que nunca llega, contra el contenedor de plásticos y metales demasiado lleno, ante una manifestación a favor de las causas perdidas. Hay días en que te estampas contra muros hábilmente decorados, ante los tambores de corazones que no son el tuyo. Hay días en los que un suspiro vale mucho más que una queja, en los que un bostezo es un grito de angustia. Hay días en los que escribir es reír, pero lo más frecuente es que la letra sea la herida abierta para el desaliento. Hay días en los que gritarías pero no te atreves, en los que callarías pero no puedes. Hay días en los que te revolcarías por el pan rallado y el huevo para conseguir una carne más jugosamente perfecta. Hay días a los que hay que dejar pasar como puertas abiertas con demasiadas corrientes de aire como para parar, reflexionar y decir basta. Hay días. Que siempre es mucho, aunque parezca poco.

2 comentarios en “Te levantas indemne y, sin embargo”

  1. Otra entrada impresionante. Así da gusto bucear por la red.

    Me quedo con la frase de la herida abierta del escritor, me ha calado hondo

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