son días idóneos para escribir un diario contando día a día los pequeños pasos que va marcando el día son días idóneos para ponerse ante un papel y escribir notas y notas de un proyecto más largo más ambicioso son días idóneos para lamentarse por la situación en la que nos encontramos todos en la que se encuentran sobre todo aquellos que más lo sufren son días idóneos para sonreír y buscar unos momentos de locura son días idóneos para ponerte unos auriculares y excederte un poco en el límite de decibelios son días idóneos para abandonarte ante el sofá y contemplar cómo las vidas de otros pasan cómo las ficciones te llenan o te complementan cómo se repite el día cada día a ritmo de telediarios de programas especiales
son días idóneos para escaparse por una ventana y contemplar todo lo que tienes en frente y no conocías son días idóneos para ver a los escasos transeúntes vagar con esas bolsas que les sirven de excusa para inhalar un poco de aire lleno de miedo contaminado son días idóneos para tomar el sol en pequeñísimas porciones que antes no imaginarías como caricias
son días idóneos para pensar y para no pensar para hablar y para callarte para moverte y quedarte quieto en un escondite inglés en el que se cuenta hasta dos mil tres son días idóneos para
Esta es la entrada número 22 de mis Blogólogos interiores. La imagen es del Banc d’Imatges Infermeres.