Despedida #1

Oscuridad05

Ha llegado el momento de irse despidiendo. Bien es cierto que voy a luchar con todas mis fuerzas contra ese adiós, aunque sé fehacientemente que esa necesidad de fin ha llegado. Intentaré ser Sherezade, el sultán y el relato mismo para ir superando los días y las noches, pero seguro que el número de despedidas no llegará a las mil y una. La vida me ha dado todas las cosas que me merezco y las ha ido soltando una a una. Todo lo bueno y todo lo malo me lo he ido ganando a pulso, aunque, bien mirado, tampoco hay que desdeñar que se haya cruzado algún talismán y algún gato negro en el camino. No he sido tan bueno como yo me creo ni tan malo como muchos me han visto. Me he quedado sin palabras que escribir, sin experiencias que contar, sin conocimientos que transmitir. Escribir y vivir se ha convertido ahora en algo hueco, que me produce un dolor intenso, a veces insoportable. Mi momento se ha acabado. En un blogólogo interior ya manisfesté mi pasión por la película Ha nacido una estrella. En el universo de los musicales felices, este filme apasiona no tanto por el auge de Vicki Lester (Judy Garland) sino, sobre todo, por el declive de Norman Maine (James Mason, siempre sublime). Me reconozco trasunto cinematográfico de don Quijote: veo películas con fruición y devoción, las hago mías, las incorporo a mi propia vida… y a veces me gusta vivir como en ellas. Siempre he envidiado el final de Ha nacido una estrella: el abandono de todas las prendas vitales en la arena y una marcha hacia el infinito. Todavía no entiendo la resistencia que tenemos todos hacia un final, que llega cuando llega, o cuando imaginamos, o cuando queremos. Hago pública mi primera entrada sobre el final (qué bonita antítesis) por todo lo que habéis compartido conmigo, los conocidos y los desconocidos, los próximos y los lejanos. Algunos de vosotros recibirá las claves que manejan mi dominio y  mis blogs para que las gestionéis como os parezca. Os ruego que no las rechazéis. Entre tanto, yo seguiré intentando superar cada bache, sabedor de cómo acaban las carreras y persecuciones en las películas. Toda nuestra vida es una gran película del Oeste, llena de conquistas, luchas, alianzas duelos y traiciones, una búsqueda constante por traspasar la línea de un horizonte con una bella puesta de sol. Y -algunas veces- hay un vaquero solitario cabalgando hacia el infinito antes de que llegue el final. Lo dije en la entrada de hace un par de días: «La muerte nos sonríe a todos, así que devolvámosle la sonrisa». Misión cumplida.

(Imagen de DanielCortez)

7 comentarios en “Despedida #1”

  1. No será cierto, ¿no?. Hombre, que no hace ni dos meses que me he enganchado… demasiado pronto para dejarme (dejarnos) con ganas de más… Haz caso a Mercedes, si acaso un descanso.

  2. En las películas, lo más falso es el fundido en negro al final. El vaquero que cabalga hacia el ocaso, al día siguiente ve amanecer y se prepara un café de puchero, antes de afrontar un nuevo día.

    También aquí, después de un día hay otro. Las claves son llaves de la aventura de uno mismo, que no pueden traspasarse sin más, como las de un coche. Porque las palabras vuelan, sólo el que las soltó está capacitado para seguir su vuelo.

  3. ¿Bromeas, no? Con lo prolífico que eres ¿LO VAS A DEJAR? Ni hablar. No te lo permito. Si a caso tomate un descanso pero ¡¡NO CIERRES EL BLOG!! Recuerda que cuando el cowboy se va diluyendo por el horizonte, lo encontraremos en la próxima pelicula. Besotes, M.

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