1, 2, 3 y 4

Vértigo

(Cuatro chicas están tomando algo en una terraza después de haber ido de cena para celebrar el cumpleaños de una de ellas)

Chica 1. Bueno, que sepáis que en el gym conocí al tío ideal.

Chica 2. Cuenta, cuenta.

Chica 3. Sí, cuenta.

Chica 1. Pues nada, que es un chico superinteresante. Cachas, simpático. Es monitor de spinning. Mirad, tengo una foto.

(La CHICA 1 busca en la galería de fotografía del móvil y les enseña la imagen)

Chica 4. Pero si tiene un brazo lleno de tatuajes… Parece mayor, ¿no?

Chica 3. Uy, sí. Este los cuarenta no los cumple.

Chica 2. Pues yo no lo veo tan mal. Tiene una cara muy mona. De subirse a los árboles digo.

(Las CHICAS 1, 2 y 3 estallan en carcajadas. Las personas que están a su alrededor miran con muestras de incomodidad. En una de las mesas próximas, un señor ya entrado en años le dice a su mujer, en tono confidencial: «Yo creo que están un poco piripis»)

Chica 1. Pero mira que sois gilipollas. Serán mejor los vuestros. No es que sea mayor, es que todas rondamos una edad en la que no somos precisamente adolescentes. Estuve hablando con él después de la clase. Que si me gustaba la música que había puesto en la clase, que si él me decía que me pasaba el disco, que si vale, que si la clase de mañana iba a ser de éxitos del verano.

Chica 2. Éxitos del verano, que guay, yo no me lo perdería. Pero vamos a ver, qué se te ha perdido a ti para buscar rollos con tíos en el gimnasio.

Chica 1. No se me ha perdido nada, pero me niego a dejar pasar la vida sin disfrutarla. Me gusta este tío y punto. Tampoco le veo el problema. Será mejor lo tuyo, que mira qué gente te buscas para estar a tu lado.

Chica 2. No está tan mal. Ya vamos para los diez años y no hacemos mala pareja.

Chica 3. No sé si hacéis buena pareja, pero madre mía, tiene pinta de ser aburrido.

Chico 4. Sí, ja, ja, seguro que es de los que se mete en la cama con el portátil para seguir con el trabajo.

(Las CHICAS 1, 3 y 4 se ríen. El alboroto hace que la señora haga gestos de asentimiento a su marido y, con el morro un poco arrugado, le diga: «Un poco más que piripis, Julián. A sus años…» JULIÁN hace un gesto que mezcla la aseveración y la autocomplacencia)

Chica 2. Pero vamos a ver, lo que quieres es disfrutar la vida o evitar la soledad.

Chica 1. Yo la soledad me la quito de otras maneras. Yo lo que busco es estar bien.

Chica 4. ¿Y ha habido polvete?

Chica 3. Pero mira que eres indiscreta… Cuenta, cuenta.

Chica 1. Pues claro que no ha habido polvete. Si esto que os cuento fue hace dos días.

Chica 2. ¿Y? ¿Eso es un impedimento?

Chica 1. No es un impedimento ni deja de serlo. Pero si cae, pues estupendo. A nadie amarga un dulce. Bueno, vamos a pedir otra botella de cava.

Chica 2. ¿No puede ser champán? A mí el cava me sienta fatal.

Chica 4. Cómo se nota que eres rica. Cava o nada.

Chica 2. Pues cava, pero mañana me levanto fijo con dolor de cabeza y de estómago.

Chica 3. Que te cuide el tío raro ese con el que estás.

Chica 2. Igual no sabéis lo que es el amor, lo que es querer a alguien.

Chica 1. ¿Ves? Eso mismo digo yo. Pero con el tío de los tatuajes.

Chicas 2, 3 y 4. Brindemos. Por los tatuajes y para que disfrutes del amor salvaje.

(La pareja de señores mayores decide levantarse, visiblemente escandalizados. La señora le dice a su Julián: «Yo a su edad no era tan fresca». Julián hace un encogimiento de hombros que no se sabe muy  bien lo que quiere decir. Se estira un poco la cazadora y suspira).

Imagen de Santi.

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