porque hoy es un día en el que es necesario escribir aunque no se tengan ganas porque hoy es un día en el que necesito pulsar estas teclas aunque haya una persona que ya no las repase con su finura porque ayer fui un dia en el que oí hablar de redes sociales y pensé y pensé y pensé y coincido en que la red no aísla sino que relaciona porque pienso que es necesario que las palabras restallen en el blanco de mi pantalla para que no se muevan acorraladas en una cabeza dolorida porque ayer vi caer las lágrimas vi la pena resbalar por las mejillas porque en los días en los que llueven cenizas se mezclan sentimientos contrapuestos porque ayer no fue un día exclusivo de muerte sino el día en el que me tocaba volverme sobre mí mismo porque cada acto y cada pensamiento no es sino el símbolo de la derrota una derrota que atenaza mis manos mi garganta y mi corazón porque necesito liberarme con algo gritar hacia algo aunque sea hacia el cielo o hacia el espejo o no sé muy bien hacia dónde porque escribir esto me libera aunque no lo lea ni el cristo que lo fundó porque me gusta de vez en cuando mandar los signos de puntuación a la puta mierda y que cada cual regule su lectura al ritmo de su respiración porque el cielo todavía es nocturno porque cuando deje de serlo mi mirada no logra quitarle el velo de sus incógnitas ni en pleno mediodía porque soy un sol en días de sombra y una sombra entre las sombras de la noche porque el ángel caído refunfuña en el corazón de la tierra porque alfa y omega no son ácidos grasos sino trasunto de nuestra vida porque estoy harto aun cuando estoy contento porque intento levantarme cada mañana e impulsar mi corazón a ritmo de canción y mi pecho a ritmo del aire que me queda por respirar porque me da la gana porque necesito encontrar un sentido en el centro del laberinto porque mañana hablaré sobre alguna cosa porque pondré un enlace que ensarte mis entradas con el ritmo de la vida porque sí porque sí y porque sí lo repito porque me da la gana y basta.
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Los profes enseñan más…
Dando un paseo por aquí, me he encontrado con un par de sitios curiosos que desconocía. Los alumnos han pasado a la acción y han creado el portal Rate my Professors para evaluar la actividad de sus profesores y compartir la opinión que tienen de ellos con sus compañeros y con el resto del universo. Incluso han creado una lista de Los cincuenta principales en la que se barema y desmenuza en apartados, emoticonos y breves observaciones (como, por ejemplo, «Se aconseja llevar una almohada a sus clases») la actividad docente de sus profes y su actitud con respecto a los alumnos. Y la cosa se ha extendido y aplicado en Facebook. En contrapartida, los profesores contraatacan con su web Professors Strike Back, en la que aparecen vídeos en los que se defienden de las «acusaciones» y reproches de sus alumnos. A algunos, seguramente, les parecerá fatal que los alumnos «evalúen» de forma informal, graciosa y, probablemente, algo injusta a sus profesores en la red. Y a otros, con total seguridad, les parecerá una salida de tono el que los profesores salgan en su defensa empleando las mismas armas de la interactividad. A mí, que soy poco serio y poco amigo de ponerme trascendente, me parece fenomenal y, sobre todo, muy divertido. Es más que comprensible que el juego y dialéctica entre profesores y alumnos se extienda a las redes sociales. En suma, me parece totalmente lícito que la «lucha» (nunca realmente excluyente y combativa) que siempre ha existido entre profesores y alumnos se extienda a las redes sociales. De hecho, el artículo del New York Times que ha inspirado esta entrada habla, fundamentalmente, de la manera en la que los profesores han abierto a la esfera de Internet sus múltiples intereses y actividades: blogs, páginas web, fotografías…
Hay que subrayar todo esto como algo positivo: supone defender la reciprocidad y la igualdad fuera del mundo académico, lo que no quita para que, dentro de las escuelas e institutos y universidades, sigan funcionando unas normas elementales para que unos enseñen y otros aprendan… teniendo en cuenta que, en este mundo global, es cada vez más difícil encontrar a alguien que tenga como única función enseñar y otros tengan como única obligación aprender. Esto es lo que tiene el mundo académico de desafío: nuestra capacidad de enseñar y ser enseñados, nuestra capacidad de aprender y «ser aprendidos».
Lo que ya no son tan divertidas son otras noticias relacionadas con el mundo de la enseñanza que se ven y que no se ven, que se saben pero se ignoran. Legislaciones deficientes y carentes de presupuestos; alumnos desmotivados, desubicados e incontrolados. Profesores desorientados, sepultados por trámites burocráticos (otros, también, alejados de la realidad docente, sin preparación, sin actualización, sin reciclaje…). Estamos a la que salta, intentando arreglar las cosas con parches mal concebidos. A la administración le interesa mucho el fracaso escolar y, claro está, hay un modo de paliarlo: aprobando más. Si no, que se lo digan en Nueva York. Como el profesorado está mal retribuido, se incentivará económicamente a aquellos que contribuyan a reducir el fracaso escolar; como el alumnado está diluido en otros intereses, también se le ofrecerá dinero por sacar buenas notas. Es éste un proyecto aplicado con cierto éxito en otros países (Brasil, México), pero siempre a familias y colectivos que se encuentran en peligro de exclusión social. ¿Mejorará el dinero (que no el presupuesto educativo) la situación global de nuestra educación? ¿Será la moneda, la propinilla, la brújula que oriente nuestro futuro? Como se entere alguno de nuestros políticos, a lo mejor todos los alumnos que saquen un «Conseguido muy bien» o «Progresa adecuadamente» se metan en el bolso cuatrocientos euros para comprar gominolas en la tienda de la esquina. Lo tendrán muy fácil, porque sus profes también se sacarán otros cuatrocientos por haber calificado a todos sus alumnos con un aprobadillo. Al final, el chollo lo van a tener los que son profesores y padres. ¡Viva la educación!
(Dedico esta entrada a los envidiosillos que se quejan de las vacaciones de los profesores. Pero he sido bueno y les he dado una idea para protestar: ¡a crear una web de protesta: menudasvacaciones.com, una red social y lo que haga falta! Pero no lo dudéis: los profesores contraatacaremos. Y, algún día, seremos ricos.)
(Imagen de restrinxido)