La esperanza no se pierde ni durante la noche más oscura, ni con las gotas de lluvia caídas durante horas y horas contadas una a una. Tememos que llegue el momento pero las esperanzas pueden más que el paso del tiempo, que antes era objeto de metáforas físicas con cuchillas que arañaban la superficie impertérrita del reloj. Hemos pasado frío y, pese a todo, llegamos al invierno convencidos de que la desigualdad afecta a la vida, a los horarios, a las pagas extra y a los aguinaldos. El mundo no se arregla con los equinoccios, que duran lo que duran las ficciones. Ha llegado el momento de la noche. De la noche más oscura que se acabará con un segundo más de resplandor.
Buf, que complicado dejar un comentario para los analfabetos digitales como yo… Esta parte del cambio de imagen no me gusta. ¡Ya no me acuerdo que te iba a decir! , pero aprovecho: ¡Feliz Navidad!.