Abismo

Ganadores – Winners

  I don’t wanna talk about the things we’ve gone through; though it’s hurting me, now it’s history. I’ve played all my cards and that’s what you’ve done too. Nothing more to say, no more aces to play. The winner takes it all, the loser standing small: beside the victory, that’s her destiny. I was […]

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202-203 La Fiesta del Chipirón (II)

«Garbanzo negro, cada vez que leo tus entradas serias me hago una pregunta: ¿escribes el blog para llenar un vacío o llenas el blog con la plenitud de la vida? ¿El blog te la vida, o se la prestas?» Eso me dice Chipirón negro, la muy descarada. Pues no sé por qué se escribe un

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Aeroembolismo agudo en un lugar que se llamaba alma

Un día, buceando en lo que sería probablemente una apacible y sosegada mañana de una tarde de verano, me encontraba sumergido en el día a día. Buceaba requebrando las dificultades, en lo más hondo de mi vida y con la mirada atenta y pendular del que quiere verlo todo a través de ese cristal. Me

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Fragmentos de una teoría del caos

El pasado abril, murió Edward N. Lorenz, el padre de la teoría del caos, uno de mis mentores espirituales. No por la teoría global en sí, sino por sus fragmentos. Yo soy muy de cosmos por fuera, pero también un partidario ferviente e inconsciente del caos del epitelio hacia dentro. El caos es mito -y,

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El calendario y la cuenta atrás

Los días ya no corren en su calendario de mesa. Se han quedado anquilosados, blancos y vacíos. Sin ninguna perspectiva de futuro, sin el consuelo de ser habitados por algún plan que llene un vacío que se extiende hacia el abismo. El viajero, cansado, quizá acompañará a esas hojas de calendario en la ruta hacia

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Como todas las lechuzas del mundo

El viajero de las palabras está cansado. Tan cansado como todas las lechuzas del mundo, obligadas a vigilar la noche. Y se siente muy próximo al abismo, sólo que esta vez se encuentra algo enfermo y mucho más solo. Y se niega a caminar. Se siente como el visitante de un museo en aquel relato

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Óleo con tres colores y fondo de tristeza superada

Un día, cogí una pequeña libreta con hojas de cuadrículas grandes y, en este pequeño mundo ordenado, pensé en la tristeza: escribí alegría. Calculé mal el espacio, y sólo apareció escrito alegría. Sin pretenderlo, sin controlarlo, los trazos no fueron grafías, sino una pequeña cuadrícula amarilla en la parte inferior derecha de la página. Algo

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Entre heridas y vahos

 Le gustaba erguirse, supurando las heridas, contra la niebla, con el sol aupando en su favor las briznas heladas. Se alza sobre sí misma, contra un cielo adverso y un destino harto de vaivenes nefandos. Y crecerá con el brío y el ímpetu del viento, el vaho sin contraste de un espejo en el que

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A las siete de la mañana…

A las siete de la mañana, inevitablemente, sonará el despertador. Me levantaré y emprenderé la desordenada ruta hacia el cuarto de baño; enfilaré cinco metros de un pasillo que desciende al infierno y, entre sonido de ondas furiosas que calientan el vaso de leche, las tostadas emergerán de su obstinado escondite. Las comeré con desgana.

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El reflejo de la contradicción

Escribo “Miércoles”. Pero es (casi) sábado. Deseaba mentir, crear un estado de ánimo. También escribo “El ilustrado contar de los viejos rebeldes”. Pero lo cierto es que estoy en mi casa, delante del artefacto electrónico, y que sólo escucho la voz de los vecinos, siempre ruidosos. Miento y escribo. Y a la vez hablo. “La

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Después, llegó la noche

La nocturnidad era su latido. Descendió los escalones que lo separaban de la noche y su cuerpo encendió fulgores. Deambulada por las calles iluminadas y revolvía los rincones. Susurraba, murmuraba palabras dulces a damas de nombres infinitos. De su sonrisa irradiaba la felicidad que sonda lo absoluto. Luego, llegaba la calma. Un zigzag en la

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