
Siento hoy una sensación extraña,
un tic furioso en el párpado izquierdo,
un aletear de mi corazón, algo desbocado,
descompuesto el gesto.
El aire me falta y no me falta,
la cabeza me oscila por dentro,
me levanto de súbito,
me niego a morir sin reto.
Pongo una mano en el pecho,
la otra en la frente,
suspiro y respiro,
me inclino y me siento.
Me tumbo en un sillón.
Tengo calor, y abro la ventana.
En posición, espero el frío y la cierro.
Respiro ocho o nueve veces, lento,
muy lento: es un consejo médico.
Me engaño a mí mismo, y de nuevo me siento.
Finjo ver la tele,
compruebo mi visión leyendo,
decido ir a la cama,
pero no duermo.
Me resisto a dormir por si durmiendo
mi cuerpo me engaña y
no despierto.
Al fin llega el mañana,
y aquí estoy de nuevo,
ansioso de que la ansiedad
no llegue.
Eso espero.
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